Las operaciones militares para liberar a la ciudad de Marawi (sur) de los islamistas radicalizados del grupo Maute, filial del Estado Islámico (EI), que la ocuparon en parte el 23 de mayo pasado, cobraron ya 507 vidas, informó el Gobierno filipino.
El desglose de las víctimas fatales discrimina 379 rebeldes, 89 soldados y 39 civiles, según los últimos datos facilitados por la portavoz del Gobierno Marie Banaag en una conferencia de prensa en Manila.
El portavoz de las Fuerzas Armadas, el general de brigada Restituto Padilla, señaló por su parte en otra intervención ante los medios que solo quedan en Marawi entre 80 y 100 yihadistas que se protegen con rehenes civiles, incluidos menores, informó la agencia de noticias EFE.
Las fuerzas de seguridad, que según Padilla siguen ganando terreno y -espera- terminarán pronto su operativo, han rescatado a 1.723 civiles y la violencia ha desplazado a unas 260.000 personas.
La crisis de Marawi comenzó el 23 de mayo, cuando cientos de combatientes del grupo filipino Maute, seguidor del grupo terrorista Estado Islámico (EI), apoyados por yihadistas locales y extranjeros, se levantaron en armas en esa ciudad de la isla de Mindanao.
Los asaltantes incendiaron una comisaria, un colegio, una cárcel y una iglesia y se hicieron fuertes en varios barrios mientras recorrían las calles con banderas negras del EI.
Ese mismo día, el presidente filipino, Rodrigo Duterte, declaró la ley marcial en todo Mindanao, donde viven unas 20 millones de personas, y ordenó liberar Marawi.
El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte es muy cuestionado por varias de sús extremas políticas implementadas en la lucha contra el narcotráfico. En esta línea, hace unos días atrás amenazó con comerse vivos a los islamistas responsables de haber secuestrado y decapitado a rehenes vietnamitas en el sur del archipiélago.