¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

29 de Junio,  Jujuy, Argentina
PUBLICIDAD

Laberintos humanos. Aroma de oro

Miércoles, 12 de abril de 2017 20:44

Armando le preguntó a Eulelio Vázquez Bisagra cómo lo había reconocido al príncipe cuando salió camuflado del palacio, justamente con la intención de que nadie lo conociera, y ese tal Eulelio, vendedor de cuentos importados, le respondió que por el perfume. Nadie usaba en la aldea esos aromas que olían como el oro.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Armando le preguntó a Eulelio Vázquez Bisagra cómo lo había reconocido al príncipe cuando salió camuflado del palacio, justamente con la intención de que nadie lo conociera, y ese tal Eulelio, vendedor de cuentos importados, le respondió que por el perfume. Nadie usaba en la aldea esos aromas que olían como el oro.

No quisimos decirle que el oro no tiene olor, y lo dejamos seguir: así fue que el príncipe se alzó las gafas para mirarme a los ojos, y me pidió un favor. Me dijo que tenía curiosidad por saber cómo era el mundo, porque le habían dicho que los pobres sufren, envejecen y hasta mueren, y no podía creer que fuera cierto.

Vea, don Príncipe, le respondió Eulelio Vázquez Bisagra. A mí se me hace que eso mismo les pasa a ustedes, que también son gente aunque sean ricos. Pero no soy más que su vasallo, y si usted quiere que lo reemplace, lo haré, le dijo imaginando la buena vida que podía darse en el palacio si nadie se daba cuenta del cambiazo.

Usted quédese tranquilo, le dijo el Príncipe, que con tanta festichola como hay cada noche en la corte, ningún caballero ni caballera notará la diferencia. Sólo póngase este anillo, seña de mi carácter real, y extienda la mano para que quien duda se la bese, le dijo y se quitó la sortija para ponerla en su anular.

Así crucé la puerta del palacio, nos dijo Eulelio Vázquez Bisagra, y desde ese día fui el príncipe, aunque no puedan creerlo, con todos los beneficios que tiene serlo. Comí, bebí, amé y dormí cuanto quise, hasta que las cosas empezaron a cambiar.

 

Temas de la nota

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD