Trump, más fascista que populista
El periodista David Wright (CNN) puso especial atención a la tendencia de Donald Trump y sus seguidores a practicar un saludo con el brazo extendido que caracterizó al nazismo, y a la idolatría por Adolph Hitler. El magnate dice que la controversia es ridícula, respondió a varios medios que le hicieron saber que a mucha gente le corre frío por la espalda cuando ve esa gestualidad y finalmente prometió terminar con esta práctica. "Muchas veces lo hacemos por diversión y ellos me empiezan a gritar: "haz el juramento, hazlo!"
"Honestamente, antes de esta llamada no sabía que había un problema", añadió. "Que eso se mencione ahora, me sorprende".
En otra entrevista, Trump explicó: "Dije bromeando: levanten sus manos si juran apoyarme. Todos en el lugar se rieron y la estaban pasando bien. Levantaron sus manos en forma de un voto, no de un saludo".
A nadie le resulta tranquilizadora la explicación.
La posición antisistema, contradictoria y provocadora muestran a Trump como un candidato permeable al populismo, pero no falta quien lo vea como algo más grave. En una entrevista de Juan Carlos Pérez Salazar, de la BBC en español, el escritor e historiador mexicano Enrique Krauze lo describe como "megalónamo, paranoico, racista, xenófobo", y lo compara con Benito Mussolini, fundador del Partido Fascista Nacional de Italia y gran aliado de Adolfo Hitler durante la Segunda Guerra Mundial. "Thomas Eliot dice que la humanidad tolera muy poca realidad. Y es aplicable al caso que hablamos. Hay que tolerar la realidad de que Trump no solamente va a ser el candidato republicano con toda probabilidad, sino que puede ser el presidente de Estados Unidos. Es un problema para estadounidenses, mexicanos y para el mundo entero, porque lo que parecía impensable puede ocurrir", afirma el intelectual mexicano. "Pensar que esto es un show es un error", advierte Krauze. "Por supuesto, si llega a la presidencia, los límites que supone el Congreso, el poder judicial, los medios, el federalismo, operarán para frenarlo, pero él hará lo posible por cumplir lo que ha dicho".
Estudioso del fenómeno populista, Krauze advierte que "todos queremos creer que EEUU es la cuna democrática moderna, pero EEUU es también el centro y el sur, nativista, xenófobo, profundamente marcado por el racismo de la tradición esclavista, antiinmigrante. Estamos encontrándonos con un monstruo que no creíamos que existía".
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Trump, más fascista que populista
El periodista David Wright (CNN) puso especial atención a la tendencia de Donald Trump y sus seguidores a practicar un saludo con el brazo extendido que caracterizó al nazismo, y a la idolatría por Adolph Hitler. El magnate dice que la controversia es ridícula, respondió a varios medios que le hicieron saber que a mucha gente le corre frío por la espalda cuando ve esa gestualidad y finalmente prometió terminar con esta práctica. "Muchas veces lo hacemos por diversión y ellos me empiezan a gritar: "haz el juramento, hazlo!"
"Honestamente, antes de esta llamada no sabía que había un problema", añadió. "Que eso se mencione ahora, me sorprende".
En otra entrevista, Trump explicó: "Dije bromeando: levanten sus manos si juran apoyarme. Todos en el lugar se rieron y la estaban pasando bien. Levantaron sus manos en forma de un voto, no de un saludo".
A nadie le resulta tranquilizadora la explicación.
La posición antisistema, contradictoria y provocadora muestran a Trump como un candidato permeable al populismo, pero no falta quien lo vea como algo más grave. En una entrevista de Juan Carlos Pérez Salazar, de la BBC en español, el escritor e historiador mexicano Enrique Krauze lo describe como "megalónamo, paranoico, racista, xenófobo", y lo compara con Benito Mussolini, fundador del Partido Fascista Nacional de Italia y gran aliado de Adolfo Hitler durante la Segunda Guerra Mundial. "Thomas Eliot dice que la humanidad tolera muy poca realidad. Y es aplicable al caso que hablamos. Hay que tolerar la realidad de que Trump no solamente va a ser el candidato republicano con toda probabilidad, sino que puede ser el presidente de Estados Unidos. Es un problema para estadounidenses, mexicanos y para el mundo entero, porque lo que parecía impensable puede ocurrir", afirma el intelectual mexicano. "Pensar que esto es un show es un error", advierte Krauze. "Por supuesto, si llega a la presidencia, los límites que supone el Congreso, el poder judicial, los medios, el federalismo, operarán para frenarlo, pero él hará lo posible por cumplir lo que ha dicho".
Estudioso del fenómeno populista, Krauze advierte que "todos queremos creer que EEUU es la cuna democrática moderna, pero EEUU es también el centro y el sur, nativista, xenófobo, profundamente marcado por el racismo de la tradición esclavista, antiinmigrante. Estamos encontrándonos con un monstruo que no creíamos que existía".
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