Más de un centenar de refugiados organizaron ayer nuevas protestas en el campamento de la ciudad griega de Idomeni, donde bloquearon el reparto de comida de organizaciones benéficas para presionar por la reapertura de la frontera con la vecina Macedonia.
Los reclamos se produjeron un día después que un refugiado se prendiera fuego a lo bonzo en el campamento, durante una protesta por el mismo reclamo y mientras la ONU y la organización Médicos Sin Fronteras suspendieron su ayuda en las islas helenas en repudio al acuerdo europeo para expulsar a los demandantes de asilo a Turquía.
Simultáneamente, unas 150 personas bloquearon un carril de una autopista y un puente en la cercana localidad de Polykastro, durante una manifestación ante un pequeño hotel donde se alojan trabajadores de organizaciones benéficas, informó la prensa local.
Las condiciones en la localidad fronteriza de Idomeni, donde miles de personas están bloqueadas desde el cierre de fronteras a los refugiados este mes, se deterioran rápidamente, mientras varios días de copiosas lluvias convirtieron el campo en un lodazal.
También se produjeron pequeñas protestas en tres campos de recepción en otras tantas islas griegas; allí miles de refugiados esperan a ser deportados a Turquía en el marco del polémico acuerdo alcanzado entre la Unión Europea (UE) y el país euroasiático la semana pasada y que entró en vigor el último domingo.
Según el acuerdo, los migrantes que lleguen a las islas griegas de manera irregular, serán devueltos a Turquía si no piden asilo o su solicitud es rechazada.
El acuerdo es resistido por organizaciones de derechos humanos y de ayuda humanitaria, pues lo consideran un golpe mortal al derecho de asilo y una flagrante violación a las leyes internacionales que obligan a los Estados a recibir a refugiados de guerra y prohíben las expulsiones masivas de demandantes de asilo.
Las autoridades griegas no pudieron precisar cuándo comenzarán las deportaciones, ya que aún quedan detalles legales y prácticos del acuerdo que no están resueltos.
Más de 13 mil personas viven hacinadas en el campamento de Idomeni, más del 90% de ellos sirios, iraquíes y afganos que escapan de los conflictos armados en sus países y buscan llegar a Alemania o Suiza, en busca de recomenzar con sus vidas.
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Más de un centenar de refugiados organizaron ayer nuevas protestas en el campamento de la ciudad griega de Idomeni, donde bloquearon el reparto de comida de organizaciones benéficas para presionar por la reapertura de la frontera con la vecina Macedonia.
Los reclamos se produjeron un día después que un refugiado se prendiera fuego a lo bonzo en el campamento, durante una protesta por el mismo reclamo y mientras la ONU y la organización Médicos Sin Fronteras suspendieron su ayuda en las islas helenas en repudio al acuerdo europeo para expulsar a los demandantes de asilo a Turquía.
Simultáneamente, unas 150 personas bloquearon un carril de una autopista y un puente en la cercana localidad de Polykastro, durante una manifestación ante un pequeño hotel donde se alojan trabajadores de organizaciones benéficas, informó la prensa local.
Las condiciones en la localidad fronteriza de Idomeni, donde miles de personas están bloqueadas desde el cierre de fronteras a los refugiados este mes, se deterioran rápidamente, mientras varios días de copiosas lluvias convirtieron el campo en un lodazal.
También se produjeron pequeñas protestas en tres campos de recepción en otras tantas islas griegas; allí miles de refugiados esperan a ser deportados a Turquía en el marco del polémico acuerdo alcanzado entre la Unión Europea (UE) y el país euroasiático la semana pasada y que entró en vigor el último domingo.
Según el acuerdo, los migrantes que lleguen a las islas griegas de manera irregular, serán devueltos a Turquía si no piden asilo o su solicitud es rechazada.
El acuerdo es resistido por organizaciones de derechos humanos y de ayuda humanitaria, pues lo consideran un golpe mortal al derecho de asilo y una flagrante violación a las leyes internacionales que obligan a los Estados a recibir a refugiados de guerra y prohíben las expulsiones masivas de demandantes de asilo.
Las autoridades griegas no pudieron precisar cuándo comenzarán las deportaciones, ya que aún quedan detalles legales y prácticos del acuerdo que no están resueltos.
Más de 13 mil personas viven hacinadas en el campamento de Idomeni, más del 90% de ellos sirios, iraquíes y afganos que escapan de los conflictos armados en sus países y buscan llegar a Alemania o Suiza, en busca de recomenzar con sus vidas.
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