Quizás resulte extraño que
Marcos Díaz sea considerado como la figura del partido. Sin embargo, gracias a las varias atajadas de su arquero en todo el partido,
Huracán construyó un triunfo de esos que los hinchas nunca se cansarán de ver. Tuvo dos caras el equipo de Parque de los Patricios: dominado al principio, suelto y veloz sobre el final.
En el clásico jugado en Mar del Plata
San Lorenzo fue más en el PT. Con una formación audaz (4-1-3-1-1), los de Boedo tuvieron constante movilidad y cambios de posiciones de los mediocampista. Será por eso que los de Boedo se adueñaron de la primera etapa y generaron lindas jugadas colectivas, casi todas comandadas por ese pie magistral del Pipi Romgnoli. Jamás pudo encontrarle la vuelta a esa movilidad Huracán, que tuvo en Marcos Díaz a la figura. Por lo visto en el primer tiempo, a Huracán le va a costar muchos partidos coordinar la mitad de la cancha. Se dedicó a contraatacar en esos 45 minutos iniciales. Aunque la suerte le hizo un guiño cuando se moría la primera parte: Daniel Montenegro acarició la pelota y la clavó en un ángulo. Un tiro libre de colección. Si San Lorenzo fue amo y señor en el primer tiempo, ese dominio se vino abajo en el complemento, Huracán comenzó a encontrar espacios. Y en menos de cinco minutos, transformó en un partido que le venía complicado en una goleada inolvidable. Abila, con una definición exquisita, puso el 2-0 tras una gran corrida de Espinoza. Luego, un rebote en Caruzzo en una entrada del propio Espinoza selló el 3-0. El tanto de Quignón decoró el resultado.