En una ceremonia emotiva y con un templo colmado de fieles, ayer el obispo diocesano, César Daniel Fernández, ordenó como diácono a Sergio Martínez, un joven periqueño de 27 años, quien hasta entonces se desempeñaba como seminarista y servidor en la parroquia San Bartolomé del barrio Chijra. El rito religioso se cumplió en horas de la mañana en la Iglesia Catedral, durante una misa especialmente preparada para la ocasión, la cual fue concelebrada por numerosos sacerdotes de la Diócesis.
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En una ceremonia emotiva y con un templo colmado de fieles, ayer el obispo diocesano, César Daniel Fernández, ordenó como diácono a Sergio Martínez, un joven periqueño de 27 años, quien hasta entonces se desempeñaba como seminarista y servidor en la parroquia San Bartolomé del barrio Chijra. El rito religioso se cumplió en horas de la mañana en la Iglesia Catedral, durante una misa especialmente preparada para la ocasión, la cual fue concelebrada por numerosos sacerdotes de la Diócesis.
Acompañado por su familia, sus pares seminaristas y numerosos fieles que se congregaron en el templo, Martínez recibió de manos de monseñor Fernández el ministerio del diaconado, instancia previa por la que deben atravesar los seminaristas para alcanzar el sacerdocio y que les permite servir al pueblo de Dios en el Ministerio de la Liturgia, de la palabra, administrando el sacramento del bautismo, del matrimonio, unción de los enfermos, distribuyendo la eucaristía, y evangelizando, a través de la catequesis.
La ceremonia de ordenación tuvo lugar después de la lectura del Evangelio, momento en que el joven fue llamado a ubicarse ante el altar para ser presentado ante el obispo. Durante el inicio del rito, monseñor Fernández detalló a la comunidad la función que desempeñará el nuevo diácono en la iglesia y los deberes que como fiel servidor deberá cumplir, destacando el cumplimiento de la voluntad de Dios, el alejamiento de las impurezas, respetar el celibato y comunicar el Evangelio con el ejemplo.
Más adelante, Sergio Martínez realizó su promesa, manifestando su deseo de recibir el diaconado y puso de manifiesto su compromiso de obediencia, colocando sus manos sobre las del obispo. Inmediatamente todos los presentes se pusieron de rodillas para entonar las letanías de los santos
Para finalizar, monseñor impuso sus manos sobre el diácono y pronunció la plegaria de ordenación para proceder luego a la imposición de la vestimenta que lo identificará como diácono de la Iglesia Católica, momento que fue coronado con una salva de aplausos. Luego el flamante diácono recibió de manos del obispo las sagradas escrituras, e inmediatamente se continuó con la celebración eucarística.
Cabe destacar que la ordenación se realizó en concordancia con la festividad de la Asunción de María, detalle que fue tenido en cuenta especialmente por Martínez, quien habría escogido ese día en particular por su devoción a la Madre de Dios, la cual transitó desde adolescente como legionario en su ciudad natal.