En la noche del jueves, decenas de personas se reunieron en el tranquilo pueblo rural de Roseburg, a una decena de kilómetros de la universidad Umpqua Community College, en una vigilia para orar, en muchos casos entre lágrimas, por los fallecidos y heridos del ataque.
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En la noche del jueves, decenas de personas se reunieron en el tranquilo pueblo rural de Roseburg, a una decena de kilómetros de la universidad Umpqua Community College, en una vigilia para orar, en muchos casos entre lágrimas, por los fallecidos y heridos del ataque.
Los tiroteos en las escuelas son una triste realidad en la vida estadounidense, y muchas instalaciones han sido reforzadas en los últimos años, en particular después del sangriento ataque a la escuela elemental de Sandy Hook, en el estado de Connecticut, en el año 2012. En ese incidente, 20 niños y seis adultos resultaron muertos en un ataque perpetrado por Adam Lanza, de 20 años.
Sin embargo, la considerada peor masacre de la historia del país en tiempos de paz ocurrió el 16 de abril de 2007, cuando un estudiante de 23 años de origen coreano mató a 32 personas y se suicidó en el campus de la universidad de Virginia Tech, en Blacksburg, Virginia.
Tras la tragedia del jueves, el presidente Barack Obama, visiblemente irritado, pidió nuevamente establecer controles a las armas.
"De alguna forma esto se ha tornado rutina", dijo Obama, con rostro duro, llamando nuevamente al Congreso a legislar sobre la utilización de las armas de fuego. "No puede ser tan fácil para alguien que quiere dañar a otros acceder a un arma".
"Ningún país avanzado" tiene regularmente tiroteos como el de Oregon, insistió Obama.
"Un joven enojado lleno de odio"
"Parece tratarse de un hombre joven enojado, lleno de odio", dijo un policía de Oregon sobre el tirador de la universidad.
Botas militares, pantalón militar y camiseta blanca: todos los días se vestía de la misma forma, contaron vecinos, describiéndolo como un joven ansioso y taciturno que vivía con su madre.
"No era un tipo de persona muy amistosa", declaró una vecina, Bronte Hart. "No quería tener nada que ver con nadie".
Pero su media hermana, Carmen Nesnick, dio una imagen totalmente distinta: "Siempre colocaba a los otros antes que él. Quería que todo el mundo fuera feliz", contó, asegurando que no estaba contra la religión y que su familia era cristiana.
El padre del atacante, Ian, evitó hablar con los medios.
Un perfil de internet atribuido a Mercer lo describe como "no religioso, pero espiritual". La foto del perfil muestra a un hombre de cabeza rapada, que se presenta como "amante, conservador, profesional, intelectual, introvertido".