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Fiesta Patronal en Honor a la Virgen de la Asunción

Domingo, 10 de agosto de 2014 10:12
El pueblo de Casabindo se prepara para llevar adelante la Fiesta Patronal dedicada a la Virgen de la Asunción que se realiza cada 15 de agosto.

La localidad junto a su iglesia, se establecieron a principios del Siglo XVII. En el siglo siguiente cobró inusual importancia la levantarse dentro del pueblo, el edificio de la iglesia considerada "Catedral de la Puna", que fue ubicada frente a la plaza central de la histórica localidad.

La misma está realizada en piedra, adobe y techo a dos aguas de tejas españolas. En las esquinas del gran atrio, cercado por un muro de adobe de media altura, se ubican las cuatro capillas "posas"; y al centro la capilla "miserere". La fachada de armoniosas proporciones y diseño austero muestra dos torres cuadradas rematadas por cúpulas, que sirven como campanarios.

En el interior se conservan importantes muestras de pinturas cusqueñas, entre las que se destaca una colección del Siglo XVII denominada Ángeles Arcabuceros. La iglesia fue declarada Monumento Histórico Nacional según decreto del Poder Ejecutivo Nacional Nº 95.687 de la fecha 14 de julio de 1941.

Tradición taurina

Cada año la localidad se convierte en un ritual turístico, atrayendo gran cantidad de promesantes que llegan a la iglesia a pedirle por la salud de sus familiares y amigos a la Virgen, como así también darle gracias por haber permitido estar un año más en la gran fiesta.

En el peregrinaje, con la imagen de María en alto, se recorren las calles casabindeñas haciendo un alto en andas de los peregrinos, para incensar a las numerosas imágenes que llegan de lugares aledaños, imágenes que son escoltadas mediante la danza de los samilantes y las cuarteras que adoran con una media res de cordero durante toda la procesión.

Cuando la Virgen llega a la Iglesia las campanas comienzan a sonar; entonces los presentes saludan levantando las manos, sombreros, pañuelos y gorros para recibirla.

Esta manifestación cultural milenaria del pueblo se expresa a través de su gente, demostrando una autentica y genuina valoración. Es así como hombres y mujeres se manifiestan inculcando a los jóvenes seguir con las tradiciones, tal es el caso como las Cuarteras y los Samilantes, realizadores de la danza de los suris que año tras año con su singular atuendo, demuestran que la tradición no desaparecerá jamás y que deben ser protagonistas directos para lograr el gran objetivo: el gran Toreo de la Vincha en la plaza Pedro Quipildor.

Esta actividad se desarrolla anualmente como muestra de fe: el Toreo de la Vincha es una arraigada manifestación de religiosidad popular, originaria de la conquista y alimentada con el milenario espíritu kolla de los pueblos puneños, que se ofrece en honor a la Señora de la Asunción.

En Casabindo no hay derramamiento de sangre, la actividad se realiza en la plaza y no es otra cosa que la oportunidad que tiene cada lugareño de ofrendar a la Madre con todo su valor y coraje. Es el único espectáculo incruento de Sudamérica, en el que la meta es arrebatar de las astas del animal una vincha (cinta) con monedas de plata que son ofrendadas a la Virgen de la Asunción.

Los "toreros" se renuevan cada año; promesantes, habitantes de lugar y algún que otro turista entusiasta que se enfrenta a los bravos toros preparados para la ocasión. En las "tribunas" (los paredones de la plaza Pedro Quipildor) miles de personas alientan a los corajudos toreros que sólo buscan rendirle honor a la madre celestial.



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El pueblo de Casabindo se prepara para llevar adelante la Fiesta Patronal dedicada a la Virgen de la Asunción que se realiza cada 15 de agosto.

La localidad junto a su iglesia, se establecieron a principios del Siglo XVII. En el siglo siguiente cobró inusual importancia la levantarse dentro del pueblo, el edificio de la iglesia considerada "Catedral de la Puna", que fue ubicada frente a la plaza central de la histórica localidad.

La misma está realizada en piedra, adobe y techo a dos aguas de tejas españolas. En las esquinas del gran atrio, cercado por un muro de adobe de media altura, se ubican las cuatro capillas "posas"; y al centro la capilla "miserere". La fachada de armoniosas proporciones y diseño austero muestra dos torres cuadradas rematadas por cúpulas, que sirven como campanarios.

En el interior se conservan importantes muestras de pinturas cusqueñas, entre las que se destaca una colección del Siglo XVII denominada Ángeles Arcabuceros. La iglesia fue declarada Monumento Histórico Nacional según decreto del Poder Ejecutivo Nacional Nº 95.687 de la fecha 14 de julio de 1941.

Tradición taurina

Cada año la localidad se convierte en un ritual turístico, atrayendo gran cantidad de promesantes que llegan a la iglesia a pedirle por la salud de sus familiares y amigos a la Virgen, como así también darle gracias por haber permitido estar un año más en la gran fiesta.

En el peregrinaje, con la imagen de María en alto, se recorren las calles casabindeñas haciendo un alto en andas de los peregrinos, para incensar a las numerosas imágenes que llegan de lugares aledaños, imágenes que son escoltadas mediante la danza de los samilantes y las cuarteras que adoran con una media res de cordero durante toda la procesión.

Cuando la Virgen llega a la Iglesia las campanas comienzan a sonar; entonces los presentes saludan levantando las manos, sombreros, pañuelos y gorros para recibirla.

Esta manifestación cultural milenaria del pueblo se expresa a través de su gente, demostrando una autentica y genuina valoración. Es así como hombres y mujeres se manifiestan inculcando a los jóvenes seguir con las tradiciones, tal es el caso como las Cuarteras y los Samilantes, realizadores de la danza de los suris que año tras año con su singular atuendo, demuestran que la tradición no desaparecerá jamás y que deben ser protagonistas directos para lograr el gran objetivo: el gran Toreo de la Vincha en la plaza Pedro Quipildor.

Esta actividad se desarrolla anualmente como muestra de fe: el Toreo de la Vincha es una arraigada manifestación de religiosidad popular, originaria de la conquista y alimentada con el milenario espíritu kolla de los pueblos puneños, que se ofrece en honor a la Señora de la Asunción.

En Casabindo no hay derramamiento de sangre, la actividad se realiza en la plaza y no es otra cosa que la oportunidad que tiene cada lugareño de ofrendar a la Madre con todo su valor y coraje. Es el único espectáculo incruento de Sudamérica, en el que la meta es arrebatar de las astas del animal una vincha (cinta) con monedas de plata que son ofrendadas a la Virgen de la Asunción.

Los "toreros" se renuevan cada año; promesantes, habitantes de lugar y algún que otro turista entusiasta que se enfrenta a los bravos toros preparados para la ocasión. En las "tribunas" (los paredones de la plaza Pedro Quipildor) miles de personas alientan a los corajudos toreros que sólo buscan rendirle honor a la madre celestial.



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