Desde la plaza Belgrano, cumple su misión. Su silencio se vuelve inquebrantable, casi permanente y él, bajo la luz del sol, simple e incolumne hace que el tiempo nunca pase, que sea eterno.
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Desde la plaza Belgrano, cumple su misión. Su silencio se vuelve inquebrantable, casi permanente y él, bajo la luz del sol, simple e incolumne hace que el tiempo nunca pase, que sea eterno.
Vestido de arcilla es representación pura de la Madre Tierra, que espera a la gente ver pasar. Cada día, espera aquél devenir de los momentos y el atardecer que llega lentamente con el viento, cambiando de lado las sombras y despejando al que camina, toda duda de su existencia.
Pachamama es Cobra un sentido único su existencia al cerrar los ojos y dejar nacer de sí, a ese personaje que manifiesta un sentimiento que mixtura tradición y arte en vivo. Rodeado de árboles y tierra, en medio de la ciudad, se convierte en esencia, se apodera de aquello que tanto respeta y que luego proyecta. Sólo así se vuelve corpórea su intención. Entonces toma la forma de escultura de arcilla y hace del mito milenario todo un rito puesto en acción, siempre que alguien llega hasta él.
Una sonrisa leve puede verse siempre cuando eso sucede. Y tal vez así sea su felicidad. Tal vez la cercanía con los demás sea el momento que tanto espera desde su lugar. Entonces decide dejar libres sus movimientos y lentamente manipular el aire hasta llenar de hojas de coca sus manos de cobre.
Allí descubre los secretos que guarda el futuro de su ocasional visitante y le recita lo que vendrá, leyendo lo que las nervaduras verdes le dictan.
La ceremonia se repite una y otra vez y cada persona que lo visita ve una parte de la historia viva y que habita en sí mismo.
Frente a él, la gente se detiene, lo ve. Y, desde su inmóvil presencia, la estatua que vive, eligió sentirse verdad. Una verdad que abraza a todos desde lo ancestral y místico de nuestra historia. Todo un descubrimiento para apreciar que al pasar, está. Así permanece la obra de arte hecha mimo en el artista de teatro que llama atenciones de todos, pero aún más la de aquellos niños que lo observan sin saber muy bien qué es.
"Soy lo que ven o lo que quieran ver", dice por lo bajito el kolla de arcilla cuyo amor por el teatro comenzó hace unos veinticinco años.
Y es que este artista jujeño y de teatro independiente, se llama Miguel Chauqui y tiene mucho para contar a través de su obra.
Desde pequeño la curiosidad lo llevó a dar sus primeros pasos por el mundo teatral.
Cuando era un niño, le gustaba la idea de hacer reír a los demás. Su sueño era hacer del humor, una labor constante.
No obstante y, con el correr del tiempo, el artista se formó como tal y comenzó a viajar por el país para comprender la vocación que había sentido tiempo atrás.
“Viajar me permitió encontrarme. Fue entender y aprender que había mucho más para hacer”, dijo el docente. Mucho para decir desde el escenario, mucho para contar desde un personaje que ahora es tradicional en la plaza Belgrano. Y después de estar tanto fuera de su tierra, regresó. Fue así como en el año 1999, se vistió de arcilla y se mostró por primera vez.
Así es como se transformó en un ser más parecido a un nexo entre lo posible y lo imposible que se muestra ante la comunidad.
Cuando empezó a hacer la estatua viviente, Miguel cambió su concepto de actuación. Dejó de ser actor, para ser actuante, es decir de involucrarse con lo sociocultural, siempre desde el arte. “Siento que debo transmitir, que debo comunicar. Me gusta la idea de que la gente además de pasarla bien, reflexione”, dijo el artista. Y es que luego de cualquier demostración de arte, el público se queda pensando en lo que pasó. “Por ejemplo en una obra de clown si al final, alguien muere y el asesino se ríe, el espectador no se va sin hacerse preguntas. A esa reflexión tengo que llegar” dice Miguel. Así muchos proyectos se abren camino para él, ya que constantemente participa de castings para integrar elencos en cine y teatro. Una muestra de ello fue el documental sobre los niños momia de de Llullaillaco (Salta), emitido por National Gegraphic; donde personificaba a un sacerdote. “Actuar es una verdadera pasión para mí y Pachamama me regala esa posibilidad todos los días”, expresó el artista.