La Cámara Federal confirmó este viernes el procesamiento del gendarme Héctor Guerrero por el ataque contra el fotógrafo Pablo Grillo en una de las movilziaciones de los jubilados de los miércoles.
La resolución demuestra que el acusado efectuó al menos seis disparos en la tarde del 12 de marzo con un arma lanzador de gases lacrimógeno en posición horizontal y hacia el grupo de manifestantes, uno de los cuales impactó en la cabeza de Grillo y le causó “lesiones graves y gravísimas”.
En el documento se explicita que, tras el análisis de los videos, fotos y registros incorporados a la causa, se comprobó que Guerrero realizó los disparos bajo estas características en distintos momentos entre las 17:00 y las 17:22 horas.
En tanto, el Tribunal describió que uno de esos disparos —identificado como “disparo 4”— atravesó primero una estructura de madera y luego impactó en la cabeza del fotógrafo, sin que el proyectil perdiera velocidad ni trayectoria. Esto fue corroborado por los peritajes médicos y técnicos.
Aunque la defensa apeló el procesamiento sosteniéndo que el arma no permitía apuntar con precisión y que la trayectoria de los proyectiles era errática, por lo que el resultado era inminente, la Cámara consideró que esas características, lejos de exculpar, imponían un deber reforzado de cuidado, ya que el uso de un dispositivo de baja precisión en dirección horizontal y hacia una multitud incrementaba de manera intolerable el riesgo de causar lesiones graves.
En este sentido, los jueces se apoyaron en el manual del fabricante del arma, que prohíbe expresamente disparar cartuchos de gas lacrimógeno directamente contra personas, advirtiendo que esa práctica provocó anteriormente muertes y heridas gravísimas. Para los jueces, Guerrero actuó en contradicción con esas normas y con los reglamentos internos que limitan el uso de este armamento a circunstancias excepcionales y bajo estrictas condiciones de seguridad.