ABRA PAMPA (Corresponsal). La Escuela de Frontera N° 7 vivió el martes en ambos turnos, una jornada cargada de emoción y orgullo al conmemorar sus 28 años de servicio a la educación en nuestra región.
El acto contó con la presencia de destacadas autoridades de supervisión de la Región VII: Carmen Albornoz, del nivel inicial, y Rita Soruco, del nivel primario, junto al jefe administrativo Marcos Tinte y los abanderados de la escuela, quienes aportaron el marco institucional al festejo. La banda de música del Ministerio de Seguridad de la provincia acompañó con sus acordes, sumando solemnidad y alegría a cada momento compartido.
Durante su discurso, el director del establecimiento, Ángel Guari, resaltó la importancia de conmemorar 28 años al servicio de la comunidad, poniendo en valor el rol esencial que desempeñan las instituciones educativas en la formación de ciudadanos comprometidos, capaces de contribuir activamente a la construcción de una sociedad más justa.
Posteriormente dejo sus palabras de la supervisora Soruco que resonaron con gratitud y reconocimiento, destacando el trabajo sostenido de docentes y familias que hacen de esta escuela un verdadero faro en la frontera.
Más tarde durante su discurso la vicedirectora Cristina Velásquez manifestó: "Un nuevo aniversario nos invita a reflexionar sobre lo que hemos construido en el pasado, sobre lo que somos hoy y lo que anhelamos para el futuro. Para construir ese futuro, necesitamos memoria, y desde allí, educar. Educar para estimular la duda, antes que la conformidad; para que nuestros niños estén llenos de preguntas más que de respuestas; para que desarrollen la capacidad de preguntar con libertad, más que la simple obediencia. Todo esto a partir de una educación compartida, construida en conjunto por las familias, los docentes y el equipo directivo", expresó con convicción.
Uno de los instantes más esperados fue el soplo de velitas, acompañado por las voces de los niños, docentes y padres que entonaban la canción con mucha emoción.
Los niños, protagonistas indiscutibles de esta casa de estudios, ofrecieron números artísticos preparados con dedicación, llenando el salón escolar de color, ritmo y ternura.
Como broche final del acto, los padres de los alumnos renovaron una tradición que ya se ha convertido en costumbre: la entrega de vasitos de gelatina como suvenires. Este gesto, busca ser un puente de encuentro entre generaciones.