Decidida por creer que sólo hay que animarse para llevar adelante los sueños, Ana Barea se decidió y eligió el camino del estudio para completar su anhelo en el mundo de la serigrafía.
Con las ganas firmes y puestas en una tarea que desde el primer momento la cautivó, se lanzó a la aventura cursando en la Escuela Profesional 8 "Sarmiento", donde adquirió el conocimiento para enriquecerse a nivel personal.
"Me encantó cada clase y me gustó cómo se aplican las técnicas para la serigrafía que se puede hacer de dos maneras; una artesanal y otra utilizando las máquinas", dijo.
Desde hace seis años se perfecciona en este oficio que lleva su tiempo y una paciencia particular. "Todo tiene su paso a paso, pero también es importante tener los materiales como las pinturas, los shablones, los colores y las tintas, los diseños que siempre tienen que estar", comentó la capacitadora.
La transferencia de diseños es un arte milenario que nació en China y se implementó en la seda estirada, trascendiendo a todo el mundo. Hoy en día es una actividad que se aplica a las diferentes superficies sean textiles, cerámicas o de aluminio y más.
La experiencia hace al maestro por ello, Barea decidió especializarse en este oficio y brindarlo a través de clases que dicta en talleres a la comunidad.
"Aprender cada vez más es motivador porque me siento feliz y me da mucha satisfacción ver a mis alumnos cómo crecen, que al principio tuve cuatro en el nido de Campo Verde", destacó.
Su presente la tiene al frente de clases en diferentes espacios con más de treinta personas, entre las que destaca niños con autismo y personas con discapacidad que se suman a esta hermosa labor.
"Yo lo vivo contenta porque me gusta ver cómo se entusiasman, cómo hacen sus trabajos y le ponen voluntad. Ellos mismos crean sus propios diseños y son ya profesionales", indicó esta capacitadora que hace docencia en el Nido Campo Verde, Nido San Pedrito y Nido "Gral Belgrano" de Alto Comedero. "Otra de las prácticas que aprendí fue la de la sublimación, también es una manera de trabajar pero siento que la serigrafía es mi pasión", detalló Barea sobre su experiencia en esta actividad creativa que le brinda tantas alegrías. "En mis cursos veo a mis alumnos que quieren aprender más. Hay una mamá y su hija que comparten esta práctica y la mirada y la sonrisa de las personas jubiladas es muy bueno porque eso para mí son valorables y me incentiva a seguir con este trabajo", finalizó.