Conocer nuestro Jujuy, lo comparto y hoy traigo a la memoria de muchos y para lo que no lo conozcan sea un elemento más que sirva en nuestra historia.
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Conocer nuestro Jujuy, lo comparto y hoy traigo a la memoria de muchos y para lo que no lo conozcan sea un elemento más que sirva en nuestra historia.
Destaco la personalidad del doctor Gabriel Cuñado, quien fuera relevante no solo como médico, sino como funcionario y político cumpliendo actividades que no deben olvidarse.
Nació en Valladolid, España, graduándose de médico de la Universidad de Alcalá de Henares. En ese momento la península ibérica no ofrecía muchas posibilidades en trabajo, por lo que pensó buscar un destino diferente. América era el destino sin conocer cuál era el itinerario: podía ser el norte, Centroamérica, Brasil, o puerto de Buenos Aires, pero decidido en su partida sale en el año 1807 rumbo a América desde Cádiz donde compró "una libreta de anotaciones y grafitos" (lápices) para anotar sus experiencias diarias".
El barco al que debía embarcar era pequeño con una estructura muy elemental; sin comodidades en que los pasajeros se amontonaban en bodegas en condiciones precarias, junto a jaulas con animales, y bultos con mercaderías y la higiene era inexistente. Los baños se compartían al igual que los lugares destinados para descansar. La travesía duraba aproximadamente cuarenta días o más de acuerdo a las condiciones atmosféricas y los vientos.
Llega a Cartagena de Indias (Colombia). Le informan que en Perú se encontraba el "Tribunal Real del Protomedicato de Lima", entidad creada por la corona española en el año 1570. Este organismo era el encargado de regir los trabajos del "Arte de Curar" (médicos, enfermeros, curanderos, anestesistas) con facultades para aprobar análisis y estudios de instrumentos o títulos que respalden la tarea a cumplir. El trámite no era inmediato. Se requería tener antecedentes idóneos y datos ciertos de la inscripción en los lugares de origen que, en este caso era en la península ibérica.
Su partida rumbo a Lima (Perú) se hizo "tomando un carruaje tirado por caballos". Pasó el tiempo y recién en el año 1812 le otorgaron el permiso como "médico peninsular. Mientras esperaba la autorización debía trabajar ingresando en el único hospital existente de Lima. Cumplía funciones desde cocina, limpieza de pisos, ayudante para curaciones de enfermos, colaborando con los médicos y recordando los conocimientos aprendidos cuando estudiaba en España.
En tanto, la Corona española decide la expansión de sus colonias en América ordenando la formación de dos escuadras realistas. Con este fin se designan a dos peruanos nacidos en Arequipa. Fueron Manuel de Goyeneche como jefe y Pio Tristán como segundo de las columnas. Gabriel Cuñado iría como médico en la escuadra de Pio Tristán con el fin de atender enfermos y heridos en los campos de batalla.
Se pusieron en marcha hacia Cochabamba (Bolivia). Al enterarse los bolivianos de este avance, el prefecto Esteban Arze convoca a los hombres del pueblo sin obtener suficiente apoyo. Ante este inconveniente un grupo de mujeres, dirigidos por una anciana y ciega: Manuela Gandarillas, de sesenta años, insta a cuidar su territorio siendo recordada por su frase "Si ya no hay hombres, aquí estamos nosotras para enfrentarnos al enemigo y morir por la patria". Más de trescientas mujeres del pueblo armadas de machetes, lanzas, cuchillos, algunas armas y dos o tres cañones se atrincheraron en la colina de San Sebastián en un lugar conocido como La Coronilla donde los soldados las acribillaron en una batalla que duró más de tres horas.
Luego de este sangriento enfrentamiento Goyeneche ordenó a Pio Tristán continuar con la escuadra por la Quebrada de Humahuaca y seguir a Salta y Tucumán con la promesa de alcanzarlo luego de vencer la resistencia precaria de los bolivianos en La Coronilla.
En tanto en Jujuy, la retaguardia patriota supo de este combate y Belgrano de inmediato decide rearmar el Ejército del Norte. Cuando se entera de la proximidad de las fuerzas realistas dicta el famoso bando para iniciar la partida del pueblo. Muchas familias que contaban con carruajes empiezan a partir. La orden fue quemar las viviendas y extraer lo plantado.
El grupo partió en la mañana mientras el general Belgrano lo hizo al anochecer con la retaguardia, mientras los realistas estaban en Volcán. Cuñado anotaba que "la atmósfera era irrespirable porque seguían ardiendo lentamente los palos de quebracho de las viviendas y el humo insoportable".
Al llegar Tristán a Jujuy encontró los predios abandonados. Erróneamente se dice: "se quemaron las cosechas", pero eran lugares muy pobres y la presencia de verduras estaba limitada a pocos elementos (papas, cebollas, algunos arbustos y arbolitos con escasas frutas). Los realistas, a pesar de la desolación, se quedaron seis meses en Jujuy con la idea de continuar avanzando. Persiguieron a Belgrano y tuvieron combates en Salta el 20 de febrero y el 24 de septiembre en Tucumán, frenando la avanzada realista. Fue un enfrentamiento armado en que el Ejército del Norte comandado por el general Belgrano gana a los realistas venciendo al ejército realista. Este combate fue clave para consolidar la independencia americana y asegurar el control sobre el norte argentino.
Como Gabriel Cuñado no era médico militar decidió desertar quedándose en Jujuy. Con pocos elementos puso la primera botica en el lugar comunicando por bandos colocados en arboletes que era médico. Sin duda que sus aportes científicos fueron de gran utilidad para los pobladores. En el año 1839, la Cámara de representantes de la nueva provincia de Jujuy terminó de refrendar el título de profesor de Medicina.
Cuando el general Juan Galo Lavalle fue asesinado en la madrugada del 9 de octubre de 1841, la vecindad lo convocó al doctor Cuñado a fin de prestar auxilio a la víctima. Solo pudo dejar constancia en el certificado médico de defunción de la muerte del mismo. Su condición de médico le había tocado reconocer el cadáver del general Juan Lavalle ubicado en su vivienda jujeña. Al entrar el médico en la casa por la puerta delantera y contemplar los despojos de aquel tendido en el zaguán, dejaría asentado en su informe mediante el certificado de defunción que lo tenía anotado en su libreta. Dice el informe del doctor Cuñado: "Luego de pisar el umbral de la puerta de calle, noté cerca de esta tres gotas de sangre y un gran charco de la misma al llegar al arco del zaguán donde estaba el cadáver en decúbito dorsal, con una herida al parecer de bala en la base del esternón". Este valioso documento como se expresó sigue en poder de la descendencia del doctor Gabriel Cuñado. No dudo en dar importancia a este instrumento y que la tataranieta Martha Montalvetti me informara con otros aportes de gran utilidad lo que es corroborado por varios historiadores.
El 1 de octubre de 1850 se inaugura el hospital San Roque y el presbítero Escolástico Zegada, creador del nosocomio, designa a dos profesionales: doctor Gabriel Cuñado y Sabino O'Donnel a fin de asistir a la población. El objetivo fue bajar la mortalidad de la época y atender a los enfermos con mayor calidad.
Junto a estas actividades cumplidas por el doctor Gabriel Cuñado fue diputado provincial y el 30 de noviembre de 1846 pasó a ocupar en forma interina como diputado por el departamento Capital y en 1852 fue representante por el departamento de Humahuaca, funcionario de correos en su carácter de administrador, conjuez designado por el gobernador José Benito Bárcena. Sin duda lo más importante fue el reconocimiento por su permanente ayuda a los más necesitados.
Se casó a los 50 años en 1835 con Francisca Cau de Atienza dejando descendencia que ocuparon funciones importantes en Jujuy. A pesar de sus deseos nunca regresó a su tierra española. Muere en Jujuy en 1852 con el honor de haber desarrollado sus actividades con responsabilidad e idoneidad. (Dr Fernando Zurueta, especial para El Tribuno de Jujuy).