El próximo 17 de enero, la Quebrada de Humahuaca volverá a recorrerse a través de sus astros. El Tren Solar de la Quebrada anunció el lanzamiento de "Cielo en Movimiento", una experiencia turística integral que busca posicionar a Jujuy como un destino líder en astroturismo mediante el uso de energías limpias y la revalorización del patrimonio cultural.
Esta iniciativa surge como una respuesta a la creciente demanda de experiencias sensoriales que conecten al viajero con el entorno de manera respetuosa. Con cupos limitados, el ciclo promete ser el evento destacado de la temporada estival 2026.
Un viaje a los astros
La travesía comienza en San Salvador de Jujuy, donde los pasajeros abordan el primer tren turístico del país impulsado por energía solar. Con sus característicos ventanales panorámicos, la formación permite una inmersión visual total en el paisaje quebradeño mientras se dirige hacia la histórica Posta de Hornillos, en la localidad de Tumbaya.
Durante el trayecto, especialistas en astronomía y cosmovisión andina preparan el terreno, introduciendo a los viajeros en los misterios del cielo austral y la profunda relación que los pueblos originarios mantienen con el cosmos.
Al llegar a la Posta, uno de los hitos patrimoniales más significativos de la provincia, la tecnología toma el protagonismo. Mediante el uso de telescopios profesionales, los asistentes podrán observar objetos celestes clave como la Cruz del Sur y el Centauro; constelaciones de temporada como Escorpio y Virgo; y cúmulos estelares y planetas visibles.
Lo que distingue a "Cielo en Movimiento" es su enfoque híbrido: la precisión de la explicación científica se entrelaza con relatos ancestrales, permitiendo una comprensión integral de cómo el cielo ha guiado la vida en los Andes durante siglos.
Gastronomía de altura
La experiencia culmina con una propuesta gastronómica de primer nivel. La reconocida chef jujeña Anita Ponce, referente de El Patio de Hornillos, es la encargada de diseñar un menú degustación que rinde homenaje a la tierra. Los sabores regionales se maridan con vinos de altura, creando una sinergia perfecta entre el paladar y el firmamento.
Como broche de oro, la jornada incluye una fotografía grupal nocturna bajo el cielo profundo, capturada con técnicas de larga exposición, que cada participante recibirá como recuerdo de una noche donde la tecnología y la tradición se dieron la mano.