Con el ingenio presto a la luz del día, la habilidad se hace presente desde sus manos, articulada con la técnica para realizar artesanías en fibra vegetal, piezas en cestería, portacuadros y accesorios urbanos.
El creador de los trabajos con esencia naturalmente rústica es Luis David Lara, un artesano dedicado que hace de su labor un oficio único, que lo conecta con la mística de la naturaleza a través de diversos elementos.
Entrelazando tantas emociones como formas circulares de liana en su modo más versátil, él manipula las raíces multiformes, acomodándolas según lo que su instinto le dicte en ese momento.
Así es como reluce su don, el mismo que descubrió quince años atrás, cuando se inició en el camino del arte donde sus manos son herramientas primordiales al unir fibras vegetales y seleccionarlas para recrear sus obras, cada una con una característica que la distingue de las demás.
"Me gusta hacer artesanías porque me relaja, porque me gusta crear y porque uno puede elegir lo que quiere hacer y darle la forma deseada", describió Luis Lara, acerca de una labor que destaca al poder concretar con la mejor de las intenciones.
Su trabajo se centra en la cestería tradicional, derivando en objetos funcionales para el hogar como fuentes para frutas, para plantas y macramé junto a colgantes y pulseras tejidas en hilo.
"Vengo elaborando cestería en objetos con utilidad, como ser sillones, camas y sillas que son muy artesanales. Es una fibra vegetal con la que trabajo las raíces y las voy llevando por un proceso que lleva su tiempo, porque tiene su tratamiento que es 24 horas antes, ya que tiene que estar en remojo para que sea más flexible y se pueda doblar. Si hay que hacer sillas o camas, se utiliza el vapor, es decir, se la dobla al calor para que no se rompa la madera", destacó.
Es que al ser raíces extremadamente largas se pueden efectuar distintos productos. "Son raíces que encuentro en la zona de las Yungas, del campo, son los claveles del aire", aseguró.
El artesano aplica diferentes funcionalidades a las piezas que crea, describiendo que los canastos pequeños pueden ser adornos, los medianos son ideales para el jardín y los grandes para acomodar la ropa.
Y como a toda madera, antes de ser objeto, se le debe colocar barniz o aceite para su mantenimiento, y que no se quiebre con el tiempo, ya que si no se realiza esta acción, se puede resecar.
"Una vez al año hago exposiciones y la gente se lleva muchas cosas grandes. Llevo mis productos a la feria detrás de la Casa de Gobierno, ahí los artesanos de la provincia exponemos", comentó Lara que muestra, además, artesanías urbanas o accesorios personales "más batalladores" que siempre tienen compradores.
Otro de sus diseños más místicos son los atrapasueños, los ojos de Dios y los mandalas hechos con hilos de colores y bien andinos; todos tienen su significado porque está realizado con elementos que la naturaleza provee.
Por ello, las semillas y las piedras de protección se encuentran dispuestas con sus energías singulares en ellos, ya que son extractos de tierra viva.
"Es un oficio que te tiene que gustar si te dedicás a hacerlo. A quien le gusta, nunca se desanima porque siempre encuentra algo distinto para hacer. A la gente le gusta las artesanías porque ve la diferencia con lo fabricado en serie de otros productos. Lo bueno es que ve que estos diseños son diferentes", reflexionó Lara para quien crear artesanías es un estilo de vida que conlleva una labor imaginativa.
Es que al ser artesano propone objetos únicos. "Lo que me gusta de los canastos es que no todos son de un mismo modelo, ni tienen el mismo tamaño. Voy buscando de hacer algo que sea diferente y original", reveló.