¿Cómo surgió la idea de crear el Neokit Chagas Neonatal y qué vacíos buscaban cubrir en el diagnóstico del Chagas congénito?
La idea surgió hace muchos años, en 2011. Yo ya venía trabajando en Chagas, y en ese momento el Ministerio de Salud lanzó un financiamiento para desarrollar soluciones concretas para el diagnóstico en población neonatal. El Chagas está muy presente en nuestro país: al menos el 4% de la población argentina tiene la enfermedad, y muchos no lo saben.
Cada año nacen en Argentina alrededor de 1.200 bebés con Chagas, pero solo se detectan unos 300, pese a que por ley es obligatorio. Eso significa que el sistema de salud está perdiendo muchísimos casos que podrían curarse si se detectan a tiempo.
Detectarlo en los primeros días de vida es clave, porque el tratamiento temprano permite la curación total. En adultos, en cambio, el tratamiento ya no logra erradicarlo, solo aliviar síntomas. Por eso necesitábamos una herramienta simple, accesible y sensible para neonatos.
¿Cómo funciona el test y qué diferencia marca frente a los métodos tradicionales?
El Neokit es un test molecular, es decir, detecta directamente secuencias del genoma del parásito que causa el Chagas. A diferencia de los métodos serológicos, que buscan la respuesta inmune del cuerpo, este identifica la presencia del patógeno desde las primeras horas de vida.
La técnica amplifica millones de veces una pequeña molécula de ADN, y el resultado se observa a simple vista en el tubo. No requiere equipamiento sofisticado solo un calentador que mantiene una temperatura estable de 64 °C durante 90 minutos. Es rápido, económico y fácil de usar, lo que vence muchas barreras de accesibilidad.
¿Cómo fue el proceso de desarrollo y validación clínica?
El camino fue largo. Tuvimos una etapa de investigación básica, luego el desarrollo del prototipo y después las validaciones clínica, regulatoria e industrial.
En 2017 obtuvimos el primer prototipo, que dio origen a una patente. Desde el Conicet formamos un consorcio público-privado con la empresa Cassará, y más tarde se creó Neokit SAS, una empresa de base tecnológica para producir los kits.
Durante la pandemia aprovechamos toda esa experiencia para desarrollar el test molecular argentino para Covid, aprobado por Anmat en 2020. Esa experiencia nos sirvió para retomar y fortalecer el desarrollo del kit de Chagas.
Entre 2022 y 2024 hicimos la validación clínica junto al hospital Público Materno Infantil de Salta, que tiene un laboratorio de referencia en Chagas. Trabajamos con 125 muestras de bebés y luego hicimos una nueva prueba auditada con 165 muestras, el desempeño fue excelente.
Con esos resultados, Anmat aprobó el kit y hoy ya puede producirse industrialmente.
¿Dónde está disponible y cuándo podría llegar al norte del país, especialmente a Jujuy?
El kit ya está disponible para su uso en todo el país. Acordamos con el Ministerio de Salud de Salta y con el hospital Materno Infantil hacer el lanzamiento oficial en Salta, por su papel clave en la validación clínica.
Durante esta semana hicimos pruebas en distintos hospitales, incluso en Orán y Tartagal, y capacitaciones al personal técnico y profesional. En Jujuy y otras provincias del NOA puede implementarse en cuanto los hospitales lo requieran, porque no necesita equipamiento especial.
¿Cuánta capacitación necesita el personal de salud y qué infraestructura mínima requiere?
Una persona con formación técnica o profesional en laboratorio puede realizarlo sin inconvenientes. Hay videos explicativos y capacitaciones disponibles, pero la técnica es tan simple que se aprende fácilmente.
En cuanto a infraestructura, solo se necesitan dos espacios separados -pueden ser dos mesadas, incluso en un laboratorio pequeño- y un calentador económico. No hace falta equipamiento sofisticado ni instalaciones especiales.
¿Puede aplicarse en zonas rurales o con recursos limitados?
Sí, totalmente. Ese fue justamente el objetivo del diseño. Adaptamos el test para que pueda utilizarse sin infraestructura ni equipamiento avanzado.
Funciona perfectamente en laboratorios de hospitales rurales o centros de salud, con condiciones mínimas. Esa accesibilidad permite que el diagnóstico llegue a donde más se necesita.
¿Qué impacto esperan lograr en la salud pública con este avance?
Esperamos que esta herramienta logre que se cumpla efectivamente la ley que establece que todo bebé nacido de madre portadora debe ser testeado.
Hoy se estima que nacen unos 1.200 bebés con Chagas al año, pero se detectan apenas 300 en los mejores años, y menos de 100 en otros. Hay cientos de niños que no se diagnostican y, por lo tanto, no se tratan.
Además, los métodos actuales requieren seguimientos de hasta 10 meses para confirmar el diagnóstico, lo que hace que muchos bebés se pierdan del sistema. Con el Neokit, la detección puede hacerse desde las primeras horas de vida, lo que permite iniciar el tratamiento y garantizar la cura.
¿Qué rol deberían tener los Gobiernos provinciales y el Ministerio de Salud para incorporar el test?
Esto depende de una decisión de política sanitaria. Es fundamental que el Neokit se incorpore al diagnóstico neonatal dentro del sistema público.
Los municipios, las provincias, las obras sociales y los laboratorios privados también pueden adoptarlo, pero para que el impacto sea nacional debe haber una decisión conjunta.
La detección temprana no puede depender del lugar donde nace el niño: debería garantizarse por igual en Jujuy, Salta, Buenos Aires o la Patagonia.
¿Cuál es el costo estimado del test y cómo se compara con otras técnicas?
Una prueba molecular convencional, como la PCR cuantitativa o Real Time PCR, cuesta alrededor de 35 dólares por determinación y requiere al menos cinco horas de trabajo, equipamiento costoso y personal altamente capacitado.
El Neokit, en cambio, cuesta entre 7 y 10 dólares, tarda unas dos horas en total y no necesita infraestructura ni recursos humanos especializados. Es una solución simple y accesible para todo el sistema de salud.
Mirando hacia el futuro, ¿esta tecnología podría aplicarse a otras enfermedades?
Sí, absolutamente. Esta plataforma se puede adaptar a distintos patógenos. Ya desarrollamos kits para Zika, Dengue, Mpox y estamos trabajando en sífilis congénita.
Incluso hemos aplicado la misma tecnología para detectar infecciones en cítricos y en animales, como la tristeza bovina. Es una plataforma versátil y eficiente que puede contribuir tanto a la salud humana como a la salud animal y vegetal.