Benidorm es una ciudad de Alicante que, a su vez, pertenece a la comunidad valenciana de España. Es la segunda en el mundo con edificios del tipo rascacielos y con más hoteles de toda Europa. La primera impresión de la jujeña Gabriela Valdiviezo López en el territorio español fue la más impactante porque no se había imaginado llegar a este lugar paradisíaco para residir y establecerse.
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Benidorm es una ciudad de Alicante que, a su vez, pertenece a la comunidad valenciana de España. Es la segunda en el mundo con edificios del tipo rascacielos y con más hoteles de toda Europa. La primera impresión de la jujeña Gabriela Valdiviezo López en el territorio español fue la más impactante porque no se había imaginado llegar a este lugar paradisíaco para residir y establecerse.
Arribar a una ciudad turística por naturaleza fue toda una aventura que la tiene como protagonista. El 7 de octubre del año 2022, fue a España junto a su marido luego de haberlo deseado tanto, veinte años atrás. A su alrededor observó cerros y mar no separados sino en un mismo lugar. Y desde el encanto de una naturaleza prominente quedó obnubilada ante la calma que respira a diario. "Me levanto temprano a desayunar en el balcón del departamento con vista al mar", dijo para iniciar su relato; allí mismo donde encuentra paz en la quietud del paisaje.
Luego de salir de la presión que implica las responsabilidades, la jujeña elige el mar para sentir renovación y armonía. Pero este presente que la encuentra desempeñando labores en una cadena hotelera, tiene una historia detrás que quiso compartir. "Hoy tengo 41 años pero de Jujuy me fui a los 17", comenzó.
Trabajó en el Sheraton de Buenos Aires y se inició en el mundo de la gastronomía, aprendiendo sobre ese rubro. Con el tiempo regresó a la provincia. No obstante, su destino le indicó que en San Juan estaría su hogar y vivió allí para efectuar su primer emprendimiento. "Empecé a hacer empanadas de carne, cortadas a cuchillo. Iban de todos lados a comprarlas. Siempre quise tener algo mío y trabajarlo, así es que termino poniendo el restaurant Tierra Mía Cultura Gourmet en San Juan", dijo la técnica universitaria en gestión gastronómica, cuya carrera de cuatro años, la finalizó en dos. El espacio tan querido por "Gaby", cuenta con los sabores típicos de la comida regional jujeña como locro, api y picante de pollo, entre otros platos. En aquél momento, su padre Eduardo Valdiviezo se encargó de los detalles de la cocina y de las cazuelas en arcilla para concretar su anhelo. "Todo venía bien hasta que se complicó el panorama del país. Esto fue antes y durante la pandemia. Iban cambiando los precios de la carne, esa situación me hizo vender el restaurant y empezar a ver alternativas", recordó.
Afianzada en su fe, le pidió a Dios por la salud de su padre -quien tuvo covid-19 en ese momento- y en aclarar su mente en respuesta acerca de su futuro. Entonces, al notar la mejoría en su padre, decidió seguir su instinto y jugársela a todo o nada. "Pensé: 'tengo casi cuarenta años y Argentina no cambia'", reveló. Y con dos valijas en la mano, se animó a afrontar el desafío junto a su marido. El destino que habían elegido juntos era Benidorm, un lugar del que se enamoraría a primera vista. "Llegamos y al mes me ofrecieron trabajo. Después tuve más ofertas laborales", relató la jujeña, remarcando la seguridad y lo pintoresco de los barcitos donde se encuentran muchos argentinos. "Una vez nos olvidamos sobre la mesa los celulares y nos fuimos de ahí. Cuando nos acordamos, volvimos y seguían ahí, eso me sorprendió", contó. Rodeada del movimiento de una ciudad costera, resalta que vive relajada y conectada con gente de Ecuador, Colombia y Brasil. "Por 20 euros podés viajar en tren bala, por 40 euros te podés ir a Inglaterra, todo está bien organizado. Siempre digo que nuestro país es hermoso, que podemos ser los mejores pero la dirigencia es lo que no funciona", explicó quien pese a lo complicado de la situación argentina, tiene siempre una puerta abierta a Jujuy.
Como su espíritu emprendedor siguió latente, un día elaboró alfajores de maicena y convidó a sus compañeros de trabajo. Una docena fue suficiente para que los pedidos se multiplicaran. "Aquí no hay panadería y la pastelería es muy básica. Sólo croissants frizados, pero no hay pastafrolas o medialunas. Por eso, hoy tengo pedidos de tortas, brownies y carrot cake -pastel de zanahoria- que los bares me piden", reveló Valdiviezo, cuya marca de especialidades dulces es Gaby & Henry. El proyecto de tener una fábrica propia de distribución es el paso a seguir, pero es consciente que precisa tiempo y tranquilidad para llevarlo a cabo. "Estoy segura que va a funcionar, así como pasó con el 'boca a boca' para el restaurant y para mi emprendimiento actual", comentó quien está convencida que Dios tiene un propósito para cada persona y que todo llega cuando tiene que llegar. Pero, en aquellos instantes cuando la nostalgia le gana la partida, recuerda los asados familiares y las charlas entre amigos. "Aquí se puede comer asado, pero no es lo mismo. Hay fernet, ají molido y una vez íhasta mote deshidratado encontré!", reveló la jujeña que se siente en casa cuando entra a la cocina de su trabajo, donde su jefe escucha la cumbia de Ráfaga o el cuarteto de Rodrigo. Y es que en la "Nueva York del Mediterráneo" o "Beniyork" como se le dice a la ciudad cosmopolita, la cultura argentina es bienvenida. "Aquí se valora al argentino porque viene a trabajar de lo que sea", expresó la exalumna de la primaria del colegio "Remedios de Escalada de San Martín" y del Colegio 1 "Teodoro Sánchez de Bustamante"; y quien para celebrar sus cuarenta años, viajó en un crucero que definió como ciudad flotante. "Fue buenísimo como experiencia ir por la costa del Mediterráneo, me siento una afortunada", confesó.
