Con la misión de contar lo que sucede, ser periodista es igual a ser testigo de la realidad que acontece.
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Con la misión de contar lo que sucede, ser periodista es igual a ser testigo de la realidad que acontece.
Inevitablemente se torna una tarea reflexiva que convive con una multiplicidad de inquietudes que siempre se generan en el terreno de lo intelectual. Hacer una nota, no tiene que ver con la obtención de una primicia y nada más o de abarcar y competir; tampoco es una concesión de spoiler que se adelanta a lo que vendrá. Es, en función, un momento donde la atención vira hacia aquél contexto inmediato y palpable, que se abre a los sentidos.
Es la mirada proyectada a una historia, una práctica, una vida que se presente como parte del recorrido; y que se descubre con el fin de compartirse. Y hacer que cada detalle no esté librado al azar, sino que quede registrado.
Acaso la rebeldía del cronista nace desde la introspección de una idea a partir de la que se construye y se genera ese "caminito" por el que viaja la información para multiplicarse e infiltrarse hasta saber llegar a todos. Fluir en esa conexión posibilita otra circunstancia, la de la experiencia de comprender mejor la realidad y de vivirla al establecerse como puente, como medio en la función de conectar, donde casi sin querer se consigue ser un gran observador, al nutrirse de las interrelaciones humanas para permitirse tener un conocimiento muy acabado y muy amado a la vez; y que la emoción también tenga su espacio social.
El poder de decir lo que sucede es una responsabilidad y un privilegio que trasciende y moviliza. Más aún la lectura de los hechos ya escritos, recordando que parte de esa pasión que renace día a día, sale cabalgando con una lucidez propia, lista para activarse al publicarse y ver la luz.
Cada historia, cada entrevista es parte de un cúmulo de situaciones veraces con la posibilidad, ya no potencial, sino directa; de poder tener la certeza de comunicar.
Lograr la cercanía con las personas que decidieron compartir su vida en distintas circunstancias, es lo valioso. Y es que conocer las experiencias de seres humanos que integran la sociedad, es permitirse enlazar con la idiosincrasia pura de la que somos parte.
Así, el periodismo significa hacer de la vocación una constante, al momento de captar los acontecimientos para recaudar la información, nutrirse de objetividad y relatar la verdad.
Es, al final, una acción que termina siendo motivadora también desde la superación, instancia que favorece la evolución humana con respecto a los vínculos que se generan para transmitir.