Dichosos los que bendicen el cambio rotundo en su vida de haberse convertido en papá, los que dan a sus hijos la prioridad y comparten cada minuto disponible con ellos -aunque no sean muchos- para disfrutar de su sonrisa. Eso solo ya es un inmenso regalo para hoy.
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Dichosos los que bendicen el cambio rotundo en su vida de haberse convertido en papá, los que dan a sus hijos la prioridad y comparten cada minuto disponible con ellos -aunque no sean muchos- para disfrutar de su sonrisa. Eso solo ya es un inmenso regalo para hoy.
Gabriel Suárez (47) es empleado de comercio, con Lorena Cid Conde fueron novios en la adolescencia pero de ahí cada uno hizo su camino; hasta que hace alrededor de 11 años se volvieron a encontrar y con la mirada del tiempo transcurrido se plantearon formar una familia.
Empezaron la búsqueda de un hijo pero perdieron tres embarazos y cuando la medicina no pudo acertar empezaron a plantearse el ser papás del corazón. "Yo era el que menos esperanzas tenía, ella estaba muy ilusionada y me decía que le demos para adelante. Me asustaba, porque sé de casos de gente que se anotó y nunca les llegó", confió Gabriel.
Y como siempre existen señales, estando de vacaciones en Bellavista (Corrientes) la pareja miró al cielo y vio la silueta de dos pequeños ángeles que caminaban de la mano. Llorando como criaturas al regresar se anotaron en el Registro Único de Adopción en el 2019.
Los trámites fueron como un vendaval pero luego llegó la pandemia y su sueño quedó relegado.
Esperaron tres años "para cumplir un anhelo: crear un hogar para dar amor y recibir amor". En el 2021 llegó el llamado que los hizo saltar y gritar de emoción, con una comitiva familiar llena de globos, pancartas y silbatos aguardando, ingresaron al Juzgado. Y tras la firma de más documentación apareció su hijo Carlitos de 1 año y 8 meses. "Nos tiramos al piso los tres para jugar, apenas nos vimos hizo ese contacto indescriptible como si nos hubiéramos visto al mediodía y nos hubiéramos dejado una tarde nomás", describió.
Y así "ahora es tan lindo, me cambió la vida muchísimo, para bien, yo no veo las horas de salir del trabajo para estar con él, dejé el fútbol, dejé los amigos, me voy a pescar con él y eso que tiene 4 años recién", se sinceró.
Lo que más les gusta es ir al campo, los caballos y las vacas. "Está aprendiendo a pescar, con las cañas estamos 20 minutos, alquilamos un caballo en la zona de los diques; los domingos nos vamos a San Antonio, pasamos tiempo juntos".
"A la noche él me espera para dormirse, yo no veo la hora de llegar a casa y estar con mi hijo, compartir y ahí veo cómo es el trabajo de ser papá", dijo. Sus padres se separaron cuando él tenía 5 años y lo vio cuando se podía además tuvo una muerte prematura, por lo que no quiere que su hijo pase por eso y comparten tiempo y dedicación.
Cumplen años separados por pocos días pero Gabriel se pone en segundo plano y junto a Lorena son felices en cada celebración infantil.
"Lo recomiendo, aliento a las parejas amigas a que hagan esto de dar amor del corazón, ser papá, ser mamá del corazón. No todos los casos son iguales, pero el hecho de dar amor no te lo cambia nadie".
Hoy lo pasarán con la gran familia que los viene acompañando y van a preparar juntos un costillar.
Y volviendo a la imagen premonitoria en el cielo, tienen pensando ir por otro integrante más.