Hoy cumple dos grandes sueños de vida, como ser volver a su Tilcara natal, y dedicarse exclusivamente a la música con honestidad. Cristina Paredes está de regreso y con la energía puesta en lo que logró a lo largo de toda su vida.
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Hoy cumple dos grandes sueños de vida, como ser volver a su Tilcara natal, y dedicarse exclusivamente a la música con honestidad. Cristina Paredes está de regreso y con la energía puesta en lo que logró a lo largo de toda su vida.
Con cincuenta y pico de años, hoy puede decir que se siente plena con su camino personal, sus luchas y su arte, estando en su lugar. Fue docente por más de 30 años en Córdoba, adonde se fue para estudiar y enamorada, y donde el destino quiso que hiciera su vida. Hoy jubilada, con una hija, se siente libre de cantar lo que quiere, de armar su propia banda, y de volver a su tierra a decir su verdad.
"Siempre fueron mis luchas las mujeres, los pueblos originarios, y ahora puedo abocarme a todo esto y puedo ser lo que yo quiero ser, presentándome al público jujeño como soy", dice durante una profunda charla con nuestro medio. Ella quiere anunciar que volvió, que se sumó a la Red de Músicas de Jujuy, que pronto va a lanzar su segundo trabajo discográfico (que llevará el nombre de la zamba "Volver a Tilcara"), que tendrá la totalidad de temas propios (otro logro reciente), y que siempre el destino la encontrará de pie. "Quiero ser profeta en mi tierra", dice y esta es la historia de su vida.
Es fundadora, junto con la cantante y vientista Micaela Chauque, del encuentro de mujeres músicas "Jallalla Warmi", que se hace en enero en Tilcara desde hace ocho años. La próxima será la novena edición.
"Estuve en Córdoba más de treinta años, y volví justamente porque terminé mi actividad como docente", dice asegurando que igualmente "siempre estuve haciendo música, paralelamente a mi docencia. Era maestra de grado, y los fines de semana me dedicada a la música", cuenta.
Siempre fue su ilusión dedicarse de lleno al arte, pero no se podía. Por su profesión docente y por su rol de mamá soltera, que supo llevar con mucha entereza.
Sin dudas su historia es la de muchas mujeres, y está bueno contarla para inspirar y concientizar, acerca de la música de las mujeres, de la identidad de género, de las luchas de los pueblos originarios, etc.
Su historia
"Yo empecé con la música hace 35 años, en el 87 cuando Gustavo Patiño (músico) era profesor en el colegio 'Doctor Eduardo Casanova' de Tilcara. En los actos me hacían cantar los profesores de música, y fui surgiendo. Gustavo me invitó por primera vez a una presentación que él hacía, en el teatro Mitre, en ese año, y desde ahí comencé a cantar en los escenarios", comienza relatando.
"En el 89 y 90, me fui dedicando como solista, y fui mamá por lo que dejé un poco la carrera musical. Tenía 22 años", cuenta.
Desde niña cantó coplas, porque su mamá era coplera. "Nosotros solíamos ir al ingenio de Salta, donde estaban los peones golondrinas, donde convergían muchas culturas, y se escuchaban tonadas, coplas, música de Bolivia, y fui tomando todo ese bagaje de cultura de los pueblos originarios. Yo soy coya, mi madre es de Humahuaca, del campo, y mi padre de Iruya. De ahí viene todo este tema de la caja", dice, y "luego cuando ingresé al colegio en Tilcara, comencé a aprender a tocar la guitarra, y siempre fui autodidacta".
Los profesores del colegio la hacían cantar mucho en la escuela, porque habían descubierto su voz, pero ella tenía en la cabeza que también quería aprender a tocar instrumentos.
Gustavo Patiño, "que ahora es mi amigo, siempre me alentó a seguir", dice muy agradecida. Es que después la maternidad frenó algunas cosas en su vida.
Rumbo a Córdoba
"Siempre quise ser 'profe' de música, y por eso es que me fui a Córdoba", dice, pero hay que aclarar que Cristina ya se había recibido de maestra. "Me instalé allá y me fui quedando. Llevando todo con mucha tristeza y nostalgia de dejar Tilcara. Pero se me dio la oportunidad de ser maestra en Córdoba y además estudiar".
Luego por cuestiones de vida, dejó a medias la carrera de música pero no dejó de cantar. Recorrió innumerables escenarios en Córdoba, "toqué por todos lados", dice.
Casi siempre como solista, aunque durante un tiempo tocó con Brenda Mamaní, y armaron un grupo que se llamaba Se Alegremos, junto a otra música de Córdoba, Silvina Fernández.
Feminismo y diversidad
En 2015 comenzó más fuerte y más visible su militancia feminista, primero desde los grupos de docentes y luego sumándose a movimientos como Mujeres en Clave de Sol, con docentes músicas para cantar y denunciar. Esta lucha se trasladaba en verano a Tilcara, donde junto a Micaela Chauque “comenzamos a trabajar por el cupo femenino en los escenarios, hacernos espacios, y lo hicimos a través incluso del ‘Jallalla Warmi’, encuentro de mujeres músicas en Tilcara, que se hace cada mes de enero”. “En mi música, el repertorio siempre ha sido sobre mi vida, la historia de mi madre, mis tías, mujeres que me han enseñado siempre a salir adelante”, dice, y entonces le pregunto “¿cuándo vos pudiste elegir tu propio repertorio, cantando lo que vos sentías?”, y se sincera: “Cuando me fui a Córdoba empecé a armar el repertorio con lo que yo quería decir.
Todavía no componía, entonces buscaba autores de Latinoamérica. Además, estaba en la etapa del reconocimiento de mi identidad de género, y el folclore tradicional era muy machista. A pesar de que hay un montón de autores que le cantan a la mujer sus penas de amor, yo tenía que cambiarle el género para cantarlas”, dice. “Los temas que yo busqué fueron para mi primer álbum, ‘Así soy cuando yo quiero’, que tiene un doble sentido, el de ser y de querer.
Esa es la frase de una copla que siempre cantaba mi madre. Está integrado por 13 temas”. “Comencé a abrirme caminos y a adaptar mi repertorio, porque por ejemplo si había una canción del folclore tradicional que le hablaba a una mujer, y decía ‘paisanita’, yo tenía que cambiarlo a masculino, porque todavía no había salido del closet. Y eso no me parecía bueno, porque yo quería cantarle a la ‘paisanita’, a lo que yo realmente sentía.”, dice sobre cómo fue buscando la honestidad y la claridad para cantar siendo ella misma.
Su compañera Brenda (Mamaní) fue quien le dijo “vos cantás como vos sientas”. Es realmente largo el proceso en esta realidad, de poder ser quien uno quiere, entonces le pregunto en qué momento pudo decir quién era y cantar lo que quería decir. “Me llevó 30 años”, dice y entonces se entiende lo lejos que estamos todavía de la verdadera igualdad de género. Uno de los temas que eligió fue “Cholita de ojos azules”, porque cuando se fue de Tilcara se fue enamorada de una mujer así, recuerda.
De escenarios y actuaciones
En Córdoba recorrió numerosos escenarios, como los de los espectáculos callejeros de Cosquín, festivales, peñas jujeñas, etc. Llegó al escenario de Jesús María por haber ganado un certamen de Córdoba. Siempre lidió con las condiciones de productores y eventos. “La mayoría de mis temas no son escuchados en la radio”, asegura. En 2022 cantó en el CCK de Buenos Aires, en un espectáculo por el Día de la Visibilidad Lésbica; y en el 2023, en oportunidad del festival “Territorios de canto”, por mujeres originarias. De vuelta a Tilcara se juntó son Sebastián Sardina para producir juntos, y espera a fin de año lanzar el segundo trabajo discográfico de su carrera, “Vuelvo a Tilcara”.