Eduardo Yamil Falú nació el 7 de julio de 1923 en El Galpón, una pequeña localidad del departamento salteño de Metán. Sus padres, que eran de origen sirio, Juan Falú y Fada Falú -ambos con el mismo apellido pero sin parentesco entre sí-, tenían un almacén de ramos generales. A los 11 años comenzó a tocar la guitarra de manera autodidacta, mostrando un talento precoz que lo llevaría a convertirse en uno de los más grandes exponentes de la música folclórica argentina.
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Eduardo Yamil Falú nació el 7 de julio de 1923 en El Galpón, una pequeña localidad del departamento salteño de Metán. Sus padres, que eran de origen sirio, Juan Falú y Fada Falú -ambos con el mismo apellido pero sin parentesco entre sí-, tenían un almacén de ramos generales. A los 11 años comenzó a tocar la guitarra de manera autodidacta, mostrando un talento precoz que lo llevaría a convertirse en uno de los más grandes exponentes de la música folclórica argentina.
Se mudó a la ciudad de Salta cuando tenía 14 años para estudiar y allí, con una presentación en Radio LV9 como parte del grupo Los troperos, dio inicio a su carrera artística.
En la década de 1940 se trasladó a Buenos Aires, donde comenzó a ganar reconocimiento en el circuito musical de la capital. Durante los años 50 y 60, su carrera despegó gracias a sus colaboraciones con poetas y escritores como Jaime Dávalos, con quien compuso algunas de sus obras más emblemáticas. Canciones como "La canción del jangadero", "Trago de sombra" y "Zamba de la Candelaria" se convirtieron en clásicos del repertorio folclórico argentino.
Como músico, intérprete y compositor, desarrolló un estilo único que combinaba la tradición musical del Noroeste Argentino con elementos de la música clásica, tendiendo un puente entre el mundo del folclore y lo académico. Esto le permitió innovar dentro del género y elevar la guitarra a nuevos niveles de expresión artística.
A lo largo de toda su carrera realizó numerosas giras internacionales, llevando su talento a países de América Latina, Europa, Asia y Estados Unidos. La habilidad de Falú para transmitir la esencia de la vida y la cultura argentina a través de su música generó admiración en el mundo entero y lo hizo merecedor de múltiples reconocimientos y premios.
Su obra como compositor, además de su labor como intérprete, es parte fundamental del cancionero argentino. Sus composiciones abarcan desde canciones y piezas para guitarra solista hasta obras más complejas como "Romance de la muerte" de Juan Lavalle y "La Misa Criolla". Su trabajo, que ha sido interpretado por numerosos artistas, sigue siendo una fuente de inspiración para músicos de todo el mundo.
Además de músico, compositor e intérprete, fue un destacado educador que vivió comprometido con la transmisión de la tradición musical argentina a las nuevas generaciones. A lo largo de su vida, impartió clases y talleres, y su influencia perdura hoy en la formación de muchos guitarristas y músicos jóvenes.
Eduardo Falú falleció el 9 de agosto de 2013, en Córdoba, cuando tenía 90 años. Su música exquisita, caracterizada por una profunda conexión con las raíces de su tierra y una constante búsqueda de belleza y perfección técnica, sigue siendo celebrada y recordada con admiración y respeto en todo el mundo.