Un sacerdote fue condenado en la provincia de Salta a tres años de prisión de ejecución condicional tras ser hallado culpable del delito de abuso sexual simple agravado por ser cometido por un ministro de culto religioso.
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Un sacerdote fue condenado en la provincia de Salta a tres años de prisión de ejecución condicional tras ser hallado culpable del delito de abuso sexual simple agravado por ser cometido por un ministro de culto religioso.
El fallo fue dictado recientemente por el juez José Luis Riera, de la Sala VI del Tribunal de Juicio del Distrito Judicial Centro de la capital salteña, luego de una audiencia debate en la que intervino la fiscal penal 3 subrogante de la Unidad de Delitos contra la Integridad Sexual (Udis), Celina Morales Torino.
Según la requisitoria fiscal, la causa se inició en 2021, cuando la madre de una niña de 11 años denunció penalmente que el sacerdote de la parroquia a la que asistían, había vulnerado la integridad sexual de su hija.
Según la denuncia, el episodio ocurrió en medio de un juego que le religioso había propuesto, durante el cual el párroco habría realizado tocamientos inapropiados.
Durante la etapa investigativa y en las audiencias, la niña declaró en Circuito Cerrado de Televisión, instancia en la que relató lo ocurrido.
También quedó asentado en el expediente judicial que tras el hecho, la niña expresó ideas de autolesión, lo que motivó la inmediata intervención de la Unidad de Delitos contra la Integridad Sexual (Udis).
Durante el juicio, el Ministerio Público Fiscal de la provincia salteña sostuvo la acusación y presentó las pruebas recolectadas durante la investigación.
Finalmente, el juez consideró acreditado el abuso y dictó la pena de prisión de ejecución condicional, por lo que el acusado no quedará detenido, aunque deberá cumplir con reglas de conducta impuestas por la Justicia.
La condena contempla también la prohibición de contacto con la víctima y su entorno, entre otros puntos que fueron nombrados durante la lectura de la parte dispositiva del fallo.
El caso generó conmoción en la comunidad religiosa de la capital salteña y bronca al conocer el monto de la pena impuesta.