Alta velocidad, temeridad, desprecio por la vida propia y ajena y descontrol volvieron a conjugarse, otra vez, de la peor manera en la provincia de Córdoba.
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Alta velocidad, temeridad, desprecio por la vida propia y ajena y descontrol volvieron a conjugarse, otra vez, de la peor manera en la provincia de Córdoba.
Un joven murió y al menos otros seis resultaron heridos en un choque en cadena ocurrido en el marco de otra masiva y habitual "picada callejera" registrada la madrugada del jueves.
Sucedió cerca del aeropuerto Ambrosio Taravella, uno de los históricos puntos donde, desde hace al menos dos décadas, se corren picadas. Dos de los sobrevivientes están internados con pronóstico reservado. Uno, conectado a un respirador.
Seis jóvenes acusados de haber participado de la carrera quedaron detenidos por orden de la fiscal Patricia García Ramírez. Se trata de Fabio Gabriel Albarracín (24), Facundo Carlos Veizaga (23), Maximiliano Pérez (23), Enzo Pfister (25), Matías Albarracín (20) y Jerónimo Maldonado (20). Ayer se produjo una nueva detención: Juan Ignacio Guerrero, de 23 años, se entregó ante la Justicia.
Todos fueron imputados por homicidio culposo agravado, lesiones culposas agravadas y participación ilegal en prueba de velocidad. Dos están internados y con custodia.
Respecto de los que resultaron ilesos, serán llevados al Establecimiento Penitenciario N° 9.
Tampoco se descartan más detenidos e imputados. Por ahora, las miradas judiciales están puestas sólo en quienes iban corriendo.
Además, en el marco de la investigación, se secuestraron siete autos y dos motos.
En un comunicado oficial, la fiscal puntualizó que la víctima fatal, Facundo Fabián Donat (19), "formaba parte de la realización de la prueba ilegal de velocidad".
La tragedia sucedida el jueves es la segunda picada fatal ocurrida en la capital cordobesa en 2025, según las sospechas judiciales.
El anterior episodio fue a fines de enero en avenida Ejército Argentino, cerca de los cuarteles, donde un motociclista que presuntamente participaba de una carrera con otros jóvenes, murió tras ser chocado por un auto que se fue del lugar y cuyo conductor fue detenido ya en el peaje, en medio de un incidente con otros motociclistas.
Aquel caso no tuvo la espectacularidad del ocurrido este jueves.
Sin embargo, ambos se acumulan a un fenómeno de tránsito que arrastra años y desgracias con graves saldos en Córdoba y en Argentina.
Las picadas callejeras son pruebas realizadas, en general, por varones adeptos a los motores, a la velocidad y a la mal llamada "adrenalina callejera". Las redes y el WhatsApp son sus nichos para unirse, para citarse para correr o para alertarse cuando hay un patrullero cerca, dice un informe del diario local La Voz del Interior.
Estas carreras, lo saben los vecinos de los distintos barrios de la Capital, se realizan habitualmente cada semana en distintas avenidas, sin importar si es cerca del Centro o en zonas alejadas. Participan en su mayoría, autos adaptados para correr, pero también motos. En algunas oportunidades, aparecen la Policía, la Guardia Urbana y la Municipalidad.
No hay dolo para la Justic
La imputación de la fiscal García Ramírez en torno a lo sucedido en avenida La Voz del Interior, camino al aeropuerto, es homicidio culposo agravado.
Fuentes judiciales señalaron que el "agravado" se debe a la conducción de automotor y por prueba de velocidad. No se descarta que cuando la fiscal tenga resultados de los peritajes de la Policía Judicial, pueda añadir el agravante de "culpa temeraria".
En síntesis, la imputación gira en torno a la imprudencia, a la impericia y a la negligencia de los involucrados, entre otros elementos.
Un dato a tener en cuenta: la fiscal acusa a siete personas por coadyuvar en el resultado mortal.
Este delito, en caso de condena en un juicio oral, implica una pena que va de tres a seis años.
La experiencia en Córdoba indica que siempre las condenas quedan más cerca del mínimo. No siempre los condenados terminaron presos. A su favor, les sirvió ser presos primarios: sin antecedentes.
La imputación fiscal va en sintonía con otras acusaciones y otras condenas impuestas para esta clase de siniestros viales en Córdoba. Todas las otras picadas, que dejaron muertos o heridos, fueron caratuladas con la figura culposa: imprudencia o negligencia.
Esta imputación es inferior a otro tipo de delito para siniestros viales: el homicidio simple por dolo eventual. Este delito gira en torno al siguiente razonamiento: una persona se representa mentalmente que con su accionar, puede causar una muerte. Sin embargo, sigue adelante con su accionar y provoca ese deceso. Tiene una pena mucho mayor: de ocho a 25 años de cárcel.
El único caso condenado y ratificado con esa figura en Córdoba no fue en una picada. Fue en la tragedia de la Circunvalación: el caso de Alan Amoedo, aquel joven que manejaba fuerte, alcoholizado y de manera temeraria y que mató a dos jóvenes tras atropellarlos.