°
18 de Septiembre,  Jujuy, Argentina
PUBLICIDAD

¿El cerro Huancar sin arena, cambiaría de nombre?

Jueves, 18 de septiembre de 2025 00:00

El viento es un fenómeno natural originado por diferencias de temperatura en la atmósfera. Es uno de los principales modeladores de la superficie terrestre. La acumulación de arenas del desierto, las arenas en las orillas del mar y la erosión generan estructuras con formas que pueden recordar a mesetas, torres y otros relieves.

En la provincia de Jujuy existen numerosos ejemplos tanto de erosión en rocas como de acumulación de arenas, especialmente en la región puneña. En esta nota nos centraremos en estas últimas, por su vínculo directo con las arenas del Huancar.

El viento, según la energía que disponga, puede transportar partículas de arena de distinto tamaño: gruesas, medianas o finas. En el primer caso, los granos ruedan o son arrastrados en suspensión hasta una altura aproximada de un metro y medio. Su poder erosivo puede ser tan intenso que en algunas regiones se colocan empedrados o chapas para proteger postes de luz, por ejemplo.

En el segundo caso, la arena es transportada en suspensión y se deposita cuando disminuye la fuerza del viento o cuando encuentra obstáculos como arbustos, piedras u otros elementos, a partir de los cuales se inician las acumulaciones. Las partículas más finas, en cambio, pueden recorrer largas distancias y terminar formando suelos areno-arcillosos o limosos.

En general, la arena está compuesta principalmente de cuarzo, mineral más resistente que otros y que soporta mejor el desgaste. El viento, además, puede transportar más arena que un río en igualdad de condiciones de cuenca.

En regiones áridas como la Puna, la fragmentación de rocas se produce con frecuencia debido a la fuerte amplitud térmica entre el día y la noche. Luego, el viento arrastra esos fragmentos, los transforma en partículas de arena y los deposita en función de la dirección predominante de los vientos.

Las arenas del Huancar, ubicadas al sur de Abra Pampa, merecen una consideración especial. Algunas personas las identifican indistintamente como "el Huancar", "cerro Huancar", "cerro de arena" o "arenas del Huancar".

El término Huancar (o Wankar) proviene del quechua y se refiere, principalmente, a un tambor grande andino usado en festividades y rituales -como la época de cosecha o el marcado de animales- que al sonar puede retumbar como un trueno. Otra acepción lo vincula a la palabra waka, que significa "sagrado". También puede derivar de wank'a, que alude a lo escarpado, sinuoso o abrupto.

Si consideramos estas definiciones, el nombre pudo haberse utilizado incluso antes de que se formaran los depósitos de arena, quizá por el ruido que el viento generaba al golpear el flanco oriental del cerro. Con la aparición de las dunas, el sonido del viento al desplazar la arena habría reforzado esa asociación.

Desde el punto de vista técnico, se trata de un tipo de duna. Sin embargo, algunos investigadores denominan "arenas colgantes" a aquellas que se acumulan en las laderas de un cerro.

En la provincia también existe una localidad llamada Huáncar. En el sector norte de ese poblado se encuentran dunas que cubren la superficie del terreno, lo que sugiere que el nombre se deba a la acumulación de arena o, en ciertos casos, al sonido característico que provocan los fuertes vientos. Otra hipótesis es que los barrancos de rocas volcánicas cercanos produzcan un retumbar similar al del tambor andino.

En conclusión, no es posible generalizar el término huáncar para todos los depósitos de arena, sean médanos o dunas. El fenómeno depende de la dirección de los vientos y de las formas que adoptan las acumulaciones, capaces de generar ruidos semejantes a los de los tambores andinos. La otra posibilidad es que se relacione con formaciones rocosas que, al interactuar con el viento, produzcan esos sonidos retumbantes.

 

Temas de la nota

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD