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13 de Octubre,  Jujuy, Argentina
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Estoy de paso

Lunes, 23 de septiembre de 2024 01:01

Estoy de paso, dejé mi pala y mochila escondida para aligerar el peso y marcho con mis sueños. No tengo apuro ni arraigo, mi meta es la vida. íY vida sin fronteras! Subir y bajar cada día, reír sobre el lomo del tiempo que estira mis venas y permitir que fluyan caudalosos mis emociones, mis sonrisas y llantos.

¿Cuánto más puedo ser dueño de tan inmensa fortuna? No lo sé. Pero no será tarea sencilla despojarme. Solo el fondo sabio del abismo abre con certeza la oscura luz de su frío encanto. Mientras, yo tengo la vida. Y sigo, confiado y seguro mi camino porque la carga que llevo dentro es mía; no respondo más que a mí. No importa que peso o distancia aún reste.

Si al fin, llevo impresa la nostalgia de las horas y el convocante trinar de los pájaros que me invitan cada mañana. íY yo malgastando mis horas! Sin sumergirme en los colores que desparraman abrumadores los amaneceres, o mirar al sol cuando se despide y con un giño me invita a seguir su cálida huella de vida. Volví sobre mis pasos y descubrí que estoy a tiempo, más allá del tic tac arbitrario y dominante del reloj.

Será porque vi a duendes convocando con una campana de guirnaldas a mí y a todos aquellos que no temen a lo desconocido y menos a la soledad. Cuando pienso en lo corto del camino, los sueños me apuran para no perder un solo crepúsculo y el corazón esforzado late como queriendo salir a la intemperie y volar hasta enredarse en el viento. Es allí cuando encuentro a las fuentes invisibles del camino cubiertas de pequeños y ricos envoltorios esperando ser explorados con el alma abierta, expectante y decidida.

En un viaje como este no tendré inviernos ni noches pobladas de fantasmas, solo el cálido y sutil murmullo de la brisa arrullará mis oídos y mi cabeza reposará grandemente sobre el suave lienzo de la almohada. Entonces, una luz tenue con la faz de la luna saludará mi densidad adormecida. Y estaré ahí, con el rostro vívido del futuro.

Cuanta tarea demanda ser libre y dueño de las fuerzas de un día desconocido y lejano. Gesto de amor prolongado y sereno, como agua que desciende del cielo para calmar la sed del desconcierto y apasionada entrega.

Allá, en ese instante, inicié mi camino de aprender que es y para qué es la vida. Aunque aún hoy siga descubriendo y deba corregir el norte, pero con la certeza que lo imperdonable no radica en equivocarse, sino en no intentarlo. Le llaman libertad y felicidad, que aguardan pacientes en algún recodo del sinuoso camino. Vamos, que el tiempo no espera y tengo billete de ida, la vuelta la dejo en cada paso que sepulta la historia de un ayer sin vuelta… ni autoridad.

 

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