14°
24 de Junio,  Jujuy, Argentina
PUBLICIDAD

Aporte del pueblo con el Éxodo Jujeño a la construcción de la patria

Viernes, 23 de agosto de 2024 01:02

Hablar del Éxodo Jujeño, es hablar de la primera gran epopeya de nuestra Patria. Tiene todos los elementos y circunstancias, desde aquel movimiento bíblico que impulsó a Moisés a llevar a su pueblo fuera de Egipto, en busca de una “tierra prometida”; hasta cualquier movimiento humano, que tenga que ver con diversas implicancias, ya se trate de guerras, hambrunas, plagas, etc., y en cualquier época y lugar donde sucedieron.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Hablar del Éxodo Jujeño, es hablar de la primera gran epopeya de nuestra Patria. Tiene todos los elementos y circunstancias, desde aquel movimiento bíblico que impulsó a Moisés a llevar a su pueblo fuera de Egipto, en busca de una “tierra prometida”; hasta cualquier movimiento humano, que tenga que ver con diversas implicancias, ya se trate de guerras, hambrunas, plagas, etc., y en cualquier época y lugar donde sucedieron.

Nuestro “Éxodo Jujeño” tuvo un guía ideal, no respondía a las condiciones apropiadas, de acuerdo a la complejidad del mando asumido. En primer lugar, a Manuel Belgrano lo nombraron Jefe de un Ejército, sin tener la preparación profesional para ese cargo. Era abogado y vocal de la Primera Junta o Gobierno Patrio del 25 de mayo de 1810. El que confía a Belgrano el mando de la fuerza expedicionaria hacia las provincias del litoral, con fin último al Paraguay. Ya sabemos que su misión no se cumplió satisfactoriamente con nuestros hermanos guaraníes. Pero en su marcha Manuel Belgrano fundó dos ciudades, una en Entre Ríos: Mendosiví y otra en Corrientes: Curuzú Cuatiá. Además de estas fundaciones buscó que se erijan escuelas en las mismas y para que funcionen pensó en un “decreto ideal” à “que obligué a los padres pudientes a que le paguen al maestro 4 reales por hijo que concurra a clase, disposición que ha de mantenerse vigente hasta que el gobierno esté en condiciones de realizar esos pagos con fondos públicos, “que es lo que corresponde”. También en su plan de construir, dibuja la traza de cómo debe ser la organización urbana, en el centro un lugar para las autoridades, curia, escuela y juez, e invita a “propietarios rurales” a construir viviendas en la zona poblada, “pues así estarán en condiciones de escuchar la voz del sacerdote, de aprender las lecciones del maestro y de tenerà un juez, que termine con el viejo hábito de que cada uno tenga que hacerse justicia con su propia mano.” (El encomillado es de: Belgrano una vida ejemplar de J. Newtón).

Claro está que este líder no sólo piensa en la guerra, porque al lado está la plaga y el año anterior a su llegada se había declarado una epidemia de viruela en Misiones, causando estragos en algunas regiones de su territorio, por lo que pide en forma urgente a Buenos Aires “manden el virus vacuno necesario para prevenir epidemias”. Con estos actos vemos al ser humano integro que llegó a Jujuy, para defender a la Patria naciente del enemigo realista, que es superior militarmente hablando, pero que le falta el espíritu de Belgrano como Guía y el pueblo jujeño como fortaleza indestructible.

A principio de agosto de 1812, avanza el ejército enemigo, bajo las órdenes del general Pío Tristán, con 3500 hombres y provisto de 10 cañones de montaña. Belgrano, que tenía la 3er parte de esa tropa, toma medidas extremas: dicta un “Bando” y ordena el éxodo de la población jujeña en masa. Su estrategia es dejar “tierra arrasada” con el objeto que el invasor no cuente con ningún recurso, alimentos, ni materiales para proveerse. El bando fue tratado de “impío” por Goyeneche, pero le da un resultado ejemplar. En una de sus partes Belgrano les dice a los hacendados, comerciantes, labradores y pueblo: “Entended todos, que al que encontrare fuera de las guardias avanzadas del ejército en todos los puntos en que las hay, o aquel que intentara pasar sin mi pasaporte, será pasado por las armas inmediatamente, sin forma alguna de procesoà”àserán detenidos por traidores a la patria todos los que a mi primer orden no estuvieren prontos a marchar y no lo efectúen con la mayor escrupulosidad, sean de la clase y condición que fuesen.” (Extraído de “Jujuy y su Bandera de Horacio Carrillo”).

Sobre este momento memorable sobre el Bando, recrea Félix Infante con su pluma, “había sonado la hora de la inmolación y de la prueba. Jujuy, sin un suspiro, sin una queja, endurecida su tierra, convertida por Belgrano en roca, estaba madura para el holocaustoà Así fue como las mujeres y los niños, en prieta caravana, abandonaban sin un lamento, los predios queridos de su ciudad del almaàY son los hombres, arma al brazo, los que cierran la marcha y ponen vigor definitivo a este Éxodo -que no sería el primero ni tampoco el último-, que traería como corolario, las dianas triunfales de Tucumán y Salta.” (de Félix I.” Calles de mi ciudadà”1980).

A partir de este momento “Jujuy se inmoló” por un ideal de Patria, abrazada por su bandera, entregada en custodia por su creador, comenzó una larga lucha de quince años, “resistiendo once invasiones y más de un centenar de combates, algunos de ellos verdaderas batallas en su propio suelo, dejarían una huella muy honda de dolores y miserias.” (de Félix I. O. c.) Ninguna provincia, del gran territorio de la patria, entregó tanto por la Libertad y la Independencia. Antes de cerrar esta columna por nuestro Éxodo Jujeño y digo “nuestro” con mucho orgullo jujeño y mucha pena, por la poca valoración histórica que se le sigue dando a nuestra gesta. Todo tiene que ver con los propios historiadores y políticos, que en el campo nacional no saben o no quieren saber cómo se construyó el inicio de nuestra nacionalidad. Y con estas conjeturas históricas cierro: ¿Qué hubiese pasado si Belgrano obedecía al gobierno de Bs As y bajaba hasta Córdoba, con el ejército y pueblo a su mando, si se luchaba en el sur en cercanía a la General Paz? ¿Y cómo estaría conformado hoy el territorio nacional? La mayoría de los argentinos no saben lo que fue el Éxodo Jujeño. Por sus consecuencias tenemos la Argentina de hoy, pero si seguimos así no sabremos cómo será la Argentina del mañana.

 

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD