Mi alma camina serena evocando emociones que el tiempo desordena. Se detiene, acaricia las sombras de la tarde que dócil asienten, mientras, sigue invisible, sin rumbo fijo, íen silencio!
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Mi alma camina serena evocando emociones que el tiempo desordena. Se detiene, acaricia las sombras de la tarde que dócil asienten, mientras, sigue invisible, sin rumbo fijo, íen silencio!
Un perfume de dulces alelíes me convida como quién da un plato de comida al hambriento.
Concentrada se mira en mi interior, a lo profundo de un mundo silente, misterioso y corre anhelante por encontrar la fuente de vida sin abrojos. A mi alma no le agrada la soledad, la percibe y escapa para estar conmigo; no me inquieta. Ya no estoy, me voy con las horas echando mi alma a correr entre muchos colores y allí sí me abrazo y converso con los árboles, con las flores, con los pájaros. Lo necesito para descubrir y comprender sus milenarios silencios y esperas. Cuantos ausentes se suman vencidos y que poco se escuchan sus penas de sueños nunca revelados. Su clamor de independencia, libertad y viajar lejos, a otros amaneceres con el sol entibiando las espaldas.
Mi alma comprende su calma, la piel se me eriza contagiada de amor disperso en el bolsillo izquierdo de mi pecho vivo. íPero no más! Allí quedan intenciones y deseos nunca bien reconocidos, solo una mueca furtiva se aleja apenada y... nada más. Así vestido recorrí lugares donde nunca estuve, aprecié la noche con sus sombras en el oscuro manto de lo prohibido. Mientras mi alma fiel repetía, íno es el camino!, en el momento exacto en que las estrellas marcaban cuál es el norte y el sur del universo.
Vivir participando junto a ti alma, no es fácil y menos con estigmas que aplastan y crecen sin motivos valederos bajo el manto pretencioso del lento pasaje a "ser humano".
Pero como todo lo creado en este suelo, sobrevive la más apta y preparada para la dura tarea. Aunque eso no quita lo bella que es la vida en compañía del alma.
Su romántica fama e imaginada gallarda y fugaz figura la convierte en la mayor creación, nunca muy bien valorada. íNo se la ve!, es cierto, pero se percibe su imponente presencia. Transparente como un suspiro, cada día insiste en que reconozca, que salude su paseo dibujado en mi tiempo murmurando su nombre escondido entre lágrimas, risas y tiempos.
Pero, con frecuencia no la escucho, hay mucho ruido afuera y ensordece mis penas y alegrías tras la farsa burlona del escepticismo.
Aunque está claro que la pobreza abunda y no deja oír ni ver. Forma cruel que también mata... pero la mantiene viva.
Dulce "alma mía", compañera inseparable de la vida, consejera savia, testigo paciente de mis errores, fortaleza humilde y comprensible de tantos fracasos. Hoy te abrazo y hago mía tu riqueza. Que nunca más el perfume de una flor o el llanto de un bebé no conmueva mis entrañas. Entonces habrás logrado que tu sentir también sea mío, de lo contrario comenzaré a morir en las amargas aguas de la vieja y estéril rutina.
Te amo alma mía y valoro aunque nunca te lo diga. Pero igualmente pienso y me lo pregunto ¿qué sería de mí sin tu existencia? Seguramente... "nada".