Hay hombres que dejan huellas profundas en el corazón de su pueblo, huellas que hablan de entrega y ofrenda permanente. Hombres que pasan haciendo el bien. Hoy, detenemos la mirada en uno de esos hombres que, por designio de Dios, fue elegido y llamado por su nombre para ser pastor de su iglesia, el reconocido y querido sacerdote Germán Maccagno, quien desde hace medio siglo siembra la semilla de la fe en miles de corazones.
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Hay hombres que dejan huellas profundas en el corazón de su pueblo, huellas que hablan de entrega y ofrenda permanente. Hombres que pasan haciendo el bien. Hoy, detenemos la mirada en uno de esos hombres que, por designio de Dios, fue elegido y llamado por su nombre para ser pastor de su iglesia, el reconocido y querido sacerdote Germán Maccagno, quien desde hace medio siglo siembra la semilla de la fe en miles de corazones.
Para celebrar con gozo este importante acontecimiento, comunidades de distintos puntos de la provincia, además de familiares y amigos, marcarán presencia esta noche en el templete del Santuario de la Virgen del Rosario de Río Blanco y Paypaya, donde se oficiará la misa de acción de gracia, al cumplir las Bodas de Oro sacerdotales. En tanto que este sábado, se realizará una celebración litúrgica concelebrada por sacerdotes de la diócesis, quienes compartirán con alegría este tiempo de fecunda entrega en los caminos de la fe.
Por los caminos de la fe
Germán Maccagno nació el 7 de julio de 1951 en San Salvador de Jujuy. Su padre Aldo Maccagno había llegado a Jujuy en 1949 como organista de la catedral. Allí conoció a su madre Candelaria Mateos que venía desde Andalucía.
Su sí generoso que lo llevó a pastorear el pueblo de Dios, nació desde muy niño siendo monaguillo en la catedral jujeña a que concurría con su tía Antonia y donde fue sintiendo el llamado a la vocación de ser hombre de Dios. Su trayectoria escolar da cuenta de sus pasos por el colegio Santa Bárbara, las escuelas Normal y Belgrano hasta que a los 11 años pidió a sus padres, Aldo Maccagno Franco y Candelaria Mateos, continuar sus estudios en el Seminario Menor de Salta bajo la guía espiritual y académica de los padres salesianos donde se cursaba el bachillerato humanista, bajo la modalidad de internado. Concluido el tiempo de sus estudios secundarios, prosiguió con dos años de filosofía. De regreso a la capital jujeña y merced a su mentor, monseñor Miguel Medina, se abocó de lleno al estudio de la teología por el lapso de un año para continuar por tres años más en el Santuario de Río Blanco, siendo celador en el internado, dando clases de latín a los estudiantes y prosiguiendo con sus estudios desde su ferviente espíritu autodidacta. Recibió el diaconado durante el Congreso Eucarístico Nacional celebrado en Salta, en el año 1974 y tras años de estudio y dedicación, el 6 de agosto de 1975 en año jubilar, fue ordenado sacerdote por monseñor Miguel Medina en una ceremonia muy emotiva oficiada en la catedral jujeña. El lema de su ordenación y que marcó fuertemente su identidad, fue "Yo soy el camino, la verdad y la Vida", Juan 14.6.
Nuevos desafíos
Tras su ordenación, permaneció en Río Blanco y por pedido de monseñor Medina, en 1976, se hizo cargo del Seminario asistiendo en la formación de los tres primeros jóvenes que comenzaban a prepararse para el sacerdocio. Simultáneamente y durante los fines de semana, atendió como párroco, las comunidades de Yala, Reyes, Lozano y las zonas de esa jurisdicción. Luego fue nombrado rector de Seminario y permaneció en el cargo durante 13 años, realizando las gestiones para la construcción del actual Seminario en Alto La Viña, obra que fue concretada gracias a los donativos de la comunidad.
Cumplida esta meta, en 1989, fue trasladado a la iglesia Catedral donde permaneció por siete años, tiempo en el que gestionó la construcción de aulas para catequesis, la remodelación del Camarín de la patrona de Jujuy y se desempeñó como representante legal del Instituto Populorum Progressio, entre otras actividades y proyectos que fueron surgiendo como necesidad en la tarea pastoral.
Tras el fallecimiento de monseñor Sixto Villoldo, el nuevo obispo Marcelo Palentini lo designó como titular de la parroquia San Pedro de Río Negro, asumiendo como párroco el 1 de marzo de 1996, tiempo pastoral que recuerda con gran afecto ya que en esa ciudad cumplió sus 25 años de sacerdote. Durante su labor evangélica en San Pedro, gestionó la construcción del edificio del Instituto Populorum Progressio, una escuela en barrio La Merced, realizó refacciones en el templo principal de la ciudad, construyó y refaccionó capillas en barrios de jurisdicción de la parroquia.
También pudo concretar el anhelado proyecto de crear un programa de televisión denominado "Hacia el Tercer Milenio" junto al incondicional apoyo del equipo de Grito Verde, programa que aún perdura como "Construyendo el Tercer Milenio", Nació también la propuesta televisiva "Manos a la Biblia", que continúa reeditándose durante el mes de septiembre.
Tras 12 años y medio en San Pedro, la comunidad de Perico lo recibió con los brazos abiertos para hacerse cargo de la parroquia San José donde permaneció por 13 años y nueve meses, realizando también muchas obras relativas a la educación y la misión pastoral entre ellas, el edificio el Populorum Progressio, salones, capillas el oratorio de San José con la gran imagen emplazada en el acceso a la ciudad.
Desde el año 2022 y por pedido del actual obispo César Daniel Fernández, se hizo cargo del Santuario de la Virgen de Río Blanco donde ya construyó la casa parroquial, y se encuentra en construcción, la casa de los peregrinos, consistente en 2 salones multiuso, donde podrán pernoctar quienes, en el mes de octubre, visiten el santuario, siendo además de uso múltiple para retiros espirituales y otros servicios pastorales. Además, gestionó la construcción de cinco módulos habitacionales para uso de sacerdotes, religiosos y laicos que, por acciones de evangelización, necesiten usarlas.
Perdón y agradecimiento
En este tiempo de celebración, el padre Germán compartió desde su corazón agradecido, el sentir de un hombre sencillo, alegre y puesto enteramente en las manos de Dios a quien sirve desde ha cincuenta años. "Ante todo, le pido perdón a Dios por los errores cometidos, que se dan muchas veces, sin darnos cuenta, sin mala intención, sólo por el hecho de ser un ser humano imperfecto y puesto a la misericordia del Señor. Por eso también le pido que sea clemente y generoso con este su siervo y le de vida para seguir trabajando por su pueblo, que sea su voluntad hasta cuando él quiera", expresó.
Con profunda emoción, sostuvo que llegar a este tiempo en el que celebrará los cincuenta años de sacerdote, es una gracia muy grande de Dios en su vida y que todo lo pudo en Dios que lo fortalece. "Todo lo pude en él, haber podido anunciar a Jesús vivo y haber podido tocar las llagas de Cristo en las llagas de la gente, en el corazón de la gente. Los sacerdotes tocamos las llagas de Cristo, en tantas situaciones difíciles, tantos dramas, en cada herida, en cada vacío, que vive la gente y que necesita ser escuchada y consolada. Esa es la gracia de todo sacerdote, tratar de conocer al hombre, al misterio que es el hombre como humanidad, su corazón que es casi siempre tan inabarcable, tan incomprensible". (Nora Ruiz, especial para El Tribuno de Jujuy).