El neurocientífico Hernán Aldana visitó ayer Jujuy para ser parte del Ateneo Didáctico en Alfabetización, en el cierre de la primera cohorte, encuentro organizado por el Ministerio de Educación de la Provincia y del que participaron alrededor de 1.800 docentes.
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El neurocientífico Hernán Aldana visitó ayer Jujuy para ser parte del Ateneo Didáctico en Alfabetización, en el cierre de la primera cohorte, encuentro organizado por el Ministerio de Educación de la Provincia y del que participaron alrededor de 1.800 docentes.
Estuvo en Jujuy en 2018 para el cierre de la Feria del Libro en el Teatro Mitre. ¿Qué situación lo convoca hoy?
La situación que ocurre en todos lados, el desastre educativo y gente que tiene ganas de hacer algo y mucho de la neurociencia para aportar.
¿Cuáles son los principales aportes de la neurociencia al proceso de enseñanza - aprendizaje?
La neurociencia de por sí aplicada a la educación no tiene en realidad nuevas miradas pedagógicas, sino lo que viene a traer es un poquito de lo viejo, incluso, qué sirve y que no. A través de investigación científica la neurociencia vuelve a valorar a pedagogos tradicionales como (Lev) Vygotsky, (David) Ausubel y (María) Montessori, por ejemplo, gente que ha traído muchas ideas de educación, pero nunca fueron probadas científicamente en un aula.
Y por otro lado se va descubriendo cómo funciona la atención, qué mecanismo de atención hay, cómo se desarrolla el cerebro un niño, el de un adolescente o el de un adulto, por lo que son diferentes las formas de enseñar a cada uno. En eso se avanzó un montón. También el ambiente, la alimentación, y sobre todo cómo influye el cuerpo.
En la actualidad no se puede seguir pensando que el alumno solo trae un cerebro cuando entra al aula, viene con todo un cuerpo.
¿Cómo impacta el estado emocional del estudiante en su capacidad de aprender?
En lo obvio. Cuando uno habla de una aula cómoda, amena o resonante, se está hablando de un aula que no necesariamente sea diversión constante, sino que es un lugar donde me puedo equivocar, donde mi maestro o mi profesor sabe mi nombre, conoce mis dificultades y mis fortalezas. Es ahí donde puedo ser yo cómodamente y mi cuerpo y mi mente se expanden, y es ahí donde aprendo.
¿Qué importancia tiene el vínculo docente- estudiante?
Es sagrado el vínculo. Lo que sí, tenemos que tener en cuenta que tampoco un docente puede hacer vínculo con 40 chicos. Tampoco le podemos cargar al docente la necesidad de tener que pensar y enseñar para cada uno.
Te puede servir para un aula de 10 chicos el enseñar específicamente a cada uno, pero en un aula de 50, se hace lo que se puede. Además, hay una neurodiversidad cada vez más famosa.
¿Qué estrategia podría aplicar hoy mismo un docente para empezar a trabajar desde la perspectiva de la neurociencia?
Aprender, leer, ir a capacitaciones, formarse, no quedarse. Hoy hay mucho en internet, hay mucho acá en Jujuy, hay gente que tiene ganas de hacer cosas. Hay muchos aportes para mejorar el aula, por ejemplo, esta charla ("Neurociencia y emoción para enseñar") va a quedar grabada. Hay muchas herramientas que te ayudan a hacer un poco más fácil el aula.
¿Qué opina del uso de la tecnología en las aulas? ¿Aporta o distrae?
Por supuesto, aporta. El mal uso de la tecnología es el problema. Si tengo que enseñar células, si la puedo enseñar tridimensionalmente y con colores van a ser más bonitas que las que dibuje en el pizarrón, o matemática, o lenguaje incluso, hay software para aprender lenguas que son maravillosos.
El tema es enseñarles en el aula a usar la tecnología. Y a los padres, primero, porque vos podés prohibir el celular en el recreo -que estoy de acuerdo- pero si vos le prohibís en la escuela el celular, pero después en la casa está todo el día con el celular, ¿Qué sentido tiene? La tecnología está y a nivel educativo es muy útil, solo que hay que encontrar un equilibrio.
Desde la perspectiva neurocientífica ¿Cuál cree que es el principal desafío educativo en América Latina?
La alfabetización inicial, cien por ciento. Se habla de creatividad y de pensamiento crítico y los chicos no saben ni leer y ni escribir. Entonces, de una vez, enfocarnos en lo viejo, como en El Eternauta:"íLo viejo sirve, Juan! Hay que volver a la lectoescritura como eje más sagrado.
Una vez que sabes leer y escribir y comprender después creatividad, curiosidad, pensamiento crítico, inteligencia artificial, etc, pero primero que entienda lo que lee.
¿Qué mito sobre el cerebro o el aprendizaje cree que habría que desterrar del sistema educativo?
Hay varios. Hay que romper un poco los mitos de que la memoria no sirve. Hay que volver al esfuerzo de la memoria, a la capacidad de concentrarse y a veces de tener que aprender cosas que no tengo ganas de aprender, porque después llegan a las universidades y no pueden estudiar. Cada carrera tiene una nomenclatura, tiene una cantidad de cosas de memoria y hay que aprenderlas y no pueden.
Por ejemplo, que vuelva la cursiva, la caligrafía, el dictado que es maravilloso como herramienta educativa. Que vuelva el docente como eje porque el que toma las decisiones es el docente, no el alumno ni el padre.
Tiene que volver el docente con un rol fuerte y respetado, pero para eso tenemos que ser docentes que se hagan respetar.
¿Un mensaje para los docentes jujeños?
íQué difícil! Que espero que se hayan dado cuenta de que la profesión que eligieron es la más bonita. Y si no, que se dediquen otra cosa. Los docentes que aman lo que hacen son los que saben que en el aula dejan marcas para toda la vida.
Si los docentes creen que dejan marcas buenas- porque también nos dejan heridas- para toda la vida, que sigan. Si creen que son uno más que se jubilen, que cambien de carrera, que hagan otra cosa, pero no arruinemos personalidades, habilidades, no arruinemos gente.