Al final, hubo silbidos y aplausos. Los hinchas tuvieron reacciones encontradas cuando el árbitro Bryan Ferreyra, de pobre actuación, decretó que no había tiempo para más y la victoria de Estudiantes de Buenos Aires sobre Gimnasia ya pasaba a ser historia.
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Al final, hubo silbidos y aplausos. Los hinchas tuvieron reacciones encontradas cuando el árbitro Bryan Ferreyra, de pobre actuación, decretó que no había tiempo para más y la victoria de Estudiantes de Buenos Aires sobre Gimnasia ya pasaba a ser historia.
El 1 a 0 sufrido anoche en el estadio "23 de Agosto" dejó un gusto amargo en la boca de la gente, que acompañó en buen número, a pesar de la molesta llovizna que se precipitó y que debido al cambio de horario, tuvo que modificar su domingo para ir a la cancha a la noche.
El problema principal, que se fue evidenciando de entrada nomás, fue que el "lobo" nunca tuvo ideas claras para llevar peligro. Lejos de las actuaciones que venía teniendo, no encontró la vuelta al partido que le propuso su rival.
En realidad, el "pincha" de Caseros no se metió atrás como suele pasar con los equipos que se presentan en Jujuy. Es más, en algún momento, hasta se animó a jugar con la pelota al ras del piso.
Igualmente, los arqueros pasaron a ser meros espectadores de lujo dentro del campo y daba la sensación que en la segunda etapa, el técnico local Matías Módolo iba a realizar modificaciones para encontrar los caminos a la valla defendida por Budiño. Sin embargo, en la última acción, en el minuto 3 del adicionado, Berterame llegó hasta el fondo, envió un centro pasado y sin marcas Cáceres, apareciendo por izquierda, clavó un golazo de aquellos. Le pegó duro, abajo, al balón que salió cruzado y inatajable para Álvarez.
Realmente fue un baldazo de agua helada.
Obvio que Módolo movió la estructura inicial que no había funcionado. Sin embargo, tampoco desde el banco encontró respuestas para que el equipo recuperara la memoria.
Y a medida que fueron pasando los minutos, Estudiantes se refugió atrás cada vez con más hombres y llevó a que Gimnasia sólo pudiera atacar tirando centros.
Encima, vía contragolpe, la visita tuvo un par de acciones que podrían haber terminado en festejo, sobre todo la última cuando Duré trató de salir jugando y perdió la pelota. Por suerte, Acosta no estuvo fino en la definición y el marcador quedó 1 a 0 nomás.
Por supuesto que los "albicelestes" se fueron masticando bronca, porque no estaba en los planes una caída y menos en casa. Pero cuando no se juega bien, es más factible tropezar que festejar. Punto. Ahora será Módolo quien tenga la responsabilidad de encontrar respuestas en el funcionamiento colectivo e individual que vuelvan a llevar a la ilusión de ser protagonista. No basta con correr y meter.