Dos estudios globales recientes han encendido las alarmas sobre el rápido aumento de la obesidad y el sobrepeso en el mundo, situando a Argentina entre los países más afectados. Según el World Obesity Atlas 2025, elaborado por la Federación Mundial de Obesidad, el 73% de los adultos argentinos tendrá un índice de masa corporal (IMC) elevado para 2025, mientras que el 40% de la población vivirá con obesidad. Estas cifras colocan al país en una posición crítica frente a una crisis de salud pública que ya se considera una "epidemia silenciosa".
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Dos estudios globales recientes han encendido las alarmas sobre el rápido aumento de la obesidad y el sobrepeso en el mundo, situando a Argentina entre los países más afectados. Según el World Obesity Atlas 2025, elaborado por la Federación Mundial de Obesidad, el 73% de los adultos argentinos tendrá un índice de masa corporal (IMC) elevado para 2025, mientras que el 40% de la población vivirá con obesidad. Estas cifras colocan al país en una posición crítica frente a una crisis de salud pública que ya se considera una "epidemia silenciosa".
El informe, basado en datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otros organismos internacionales, proyecta que para 2030 más de 26 millones de argentinos tendrán un IMC alto, lo que incrementará el riesgo de enfermedades no transmisibles como diabetes tipo 2, patologías cardiovasculares y algunos tipos de cáncer. Además, se estima que la obesidad severa casi se triplicará en el país en dos décadas, pasando de 2,25 millones de personas en 2010 a 6,25 millones en 2030.
A nivel global, la situación es igualmente preocupante. El estudio publicado en The Lancet, realizado por la colaboración Global Burden of Disease Study BMI Collaborators, reveló que la prevalencia de la obesidad se ha duplicado en los últimos 30 años. Si no se toman medidas urgentes, para 2050 más de 3.800 millones de adultos y 746 millones de niños y adolescentes vivirán con sobrepeso u obesidad. América Latina, junto con Medio Oriente y África del Norte, se encuentran entre las regiones más afectadas.
Impacto en la salud y los sistemas sanitarios
La obesidad no solo aumenta el riesgo de enfermedades crónicas, sino que también genera una carga significativa para los sistemas de salud. En Argentina, en 2021 se registraron 10.524 muertes prematuras vinculadas a un IMC elevado, y más de 380.000 personas sufrieron deterioro de su salud debido a enfermedades asociadas. A nivel mundial, la obesidad es responsable de aproximadamente 4 millones de muertes anuales.
Simón Barquera, presidente de la Federación Mundial de la Obesidad, advirtió que muchos países no están preparados para enfrentar este problema creciente. "La obesidad está en aumento, y es un desafío cada vez más serio para las poblaciones y los sistemas de salud", afirmó.
Niños y adolescentes: un grupo especialmente vulnerable
Uno de los hallazgos más alarmantes es el rápido incremento de la obesidad en niños y adolescentes. Según el estudio de The Lancet, esta condición crecerá más rápido que el sobrepeso en este grupo etario, revirtiendo la tendencia histórica. Para 2050, se estima que el 31% de los jóvenes vivirán con obesidad, lo que representa un desafío urgente en materia de salud pública.
Emmanuela Gakidou, coautora del estudio, destacó la importancia de implementar intervenciones integrales y multisectoriales. "Prevenir la aparición de la obesidad es lo mejor que podemos hacer por los jóvenes de todo el mundo", señaló. Entre las medidas propuestas se incluyen la regulación de la publicidad de alimentos ultraprocesados, impuestos a productos nocivos, promoción de la actividad física y entornos urbanos saludables.
Falta de acceso a tratamientos efectivos
A pesar de los avances en tratamientos farmacológicos, como los medicamentos GLP1 que han demostrado eficacia en la reducción de peso, su acceso sigue siendo limitado y costoso para la mayoría de la población. Esto agrava aún más la crisis, ya que las políticas actuales no han logrado frenar el crecimiento de la obesidad, especialmente en niños y adolescentes.
En conclusión, los expertos coinciden en que se necesitan acciones urgentes y coordinadas a nivel global para detener esta epidemia. De lo contrario, la obesidad seguirá siendo una de las principales causas de enfermedades crónicas y muertes prematuras, con un impacto devastador en los sistemas de salud y la calidad de vida de millones de personas.