En estos días de primavera donde la juventud festeja y celebra su fiesta, junto con la alegría de algunos también se esconde la timidez, la dificultad, momentos difíciles de jóvenes que a juicio de otros son diferentes.
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En estos días de primavera donde la juventud festeja y celebra su fiesta, junto con la alegría de algunos también se esconde la timidez, la dificultad, momentos difíciles de jóvenes que a juicio de otros son diferentes.
En este contexto me parece importante invitar a todos a pasar a un nuevo nivel en la mirada. Particularmente no comulgo con las luchas, es sabido que el inconsciente no le él no. De allí la importancia de poder crear espacios de aprendizajes desde la autoafirmación desde lo positivo, pero sobre todo desde la integración. Hablar de integración es ampliar la conciencia donde todos podemos vernos.
Somos una suerte de yin y yang. En algún momento todos sufrimos bullying, espacio más doloroso donde lo vivimos muchas veces es en nuestras propias familias.
Y todos también en algún momento hemos emitido algún tipo de bullying, sea con un otro o incluso con nosotros mismos.
Por lo tanto, si en lugar de mirar desde una exclusión podríamos mirar desde una nueva mirada integradora podríamos ver que también ambas polaridades, las victimarias y las víctimas, tienen algo en común: una baja autoestima, miedo, ansiedad, desconexión.
Una persona con autoestima sana puede ver al otro, puede reconocer, respetar. Así como también hacerse respetar.
Vivimos en una sociedad que se ha alejado de la esencia. ¿Qué nos hace humanos? ¿Cuál es nuestra esencia? Nuestra esencia es comunitaria somos con el otro.
Es interesante cómo se saluda la etnia mexicana Jaqui: "te veo entonces existes para mí". Ahora es imposible ver a un otro si antes no me veo a mí. Vivimos en la cultura de la máscara, de la apariencia, del consumo, aún predominan las neurosis de clases, estereotipos de belleza, estereotipos de poder.
Ser humanos es ser conscientes, conscientes de todas nuestras dimensiones físicas, emocionales, cognitivas, sociales psicológicas, económicas, sociales y espirituales.
¿Qué mirás cuando ves a un otro? ¿Qué ves cuando te ves? ¿Te ves? ¿Con qué ojos te ves?
Yo nací en el 74, en aquella época la gente de barrio no iba a un colegio de centro, en esa época recuerdo que si a un negrito se le perdía algo la señorita le decía por qué no sos responsable. Y cuando a otro compañerito digamos un blanquito se le perdía algo, todos poníamos algo de nuestro dinero porque no se podían perder cosas en la escuela.
Aún me impacta este recuerdo. Yo soy de las que creció creyendo que ser morocho era ser feo. Porque estaba normalizado que lo lindo era lo blanco. Esto fue hasta que en adulta hablando con una amiga de hermosos ojos verdes blanca y rubia me contó que ella había sufrido bullying por ser rubia.
A mí me parece increíble que en este siglo aún sigamos sin poder ver lo humano, sin poder ver lo divino que habita en cada ser humano. Mi invitación es a mirar, a ver.
El camino para pasar de una cultura de bullying a una cultura de respeto es reconocer que todos somos parte de algo más grande. Que todos somos valiosos. Que necesitamos volver a los valores. Respeto y empatía. Reconocer la presencia, la nuestra y la del otro. Somos ese tejido social.
Tráeme una palanca y moveré el mundo dijo Arquímedes. ¿Cuál será la palanca que nos lleva a una sociedad más sana y más respetuosa?
Yo creo que es poder mirar desde el alma, sin tanto juicio. Veo que la palanca es el aprendizaje, desarrollo de habilidades sociales, el salir de una cultura de miedo donde busco la autoafirmación desde la descalificación
La descalificación y la burla son la expresión de la más baja autoestima, son la expresión de la desconexión. Es necesario volver al contacto. Primavera tiempo de renacer, tiempo de nuevos aprendizajes.