Primero unas gotas mientras la procesión con Nuestra Señora del Rosario de Río Blanco y Paypaya transitaba por las calles Lavalle y Alvear; y después un chaparrón desde la entonación del "Santo" hasta el final de la santa misa ayer dieron la nota meteorológica a la celebración patronal vespertina.
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Primero unas gotas mientras la procesión con Nuestra Señora del Rosario de Río Blanco y Paypaya transitaba por las calles Lavalle y Alvear; y después un chaparrón desde la entonación del "Santo" hasta el final de la santa misa ayer dieron la nota meteorológica a la celebración patronal vespertina.
Pasadas las 17, en la sofocante tarde, la imagen coronada salió de la Catedral en medio de los pétalos de rosa arrojados desde el campanario y la fachada hermosamente ornamentada con una gigantografía de la Virgen, el monograma y los monumentales lazos celeste y rosado.
Durante el recorrido céntrico se rezó por la paz, en adhesión a la jornada mundial de ayuno y oración. La Madre de Jujuy fue precedida por las bandas de sikuris, los estandartes marianos, los abanderados, instituciones, monaguillos, seminaristas, sacerdotes, el obispo Daniel Fernández y funcionarios, entre ellos el intendente capitalino Raúl Jorge, el presidente del Concejo Deliberante Lisandro Aguiar y la ministra de Ambiente y Cambio Climático María Inés Zigarán.
Tras ser recibida con los pañuelos en alto, la Eucaristía central inició con la entrega de un santo rosario por parte de una familia del barrio Radio Estación que fue misionada en julio pasado.
Durante su homilía monseñor Fernández destacó que "María en los Evangelios se hace madre y también en la historia de los pueblos". Comparó con las situaciones cotidianas de que "en casa la mamá siempre está, velando por los hijos, tratando de apaciguar los ánimos y velando noches enteras".
También abogó para que la Virgen "logre unirnos en este pueblo argentino con discordias interminables" y añadió que "no podemos resignarnos a más del 50% de pobreza. No podemos mirar para otro lado con 7 de cada 10 niños pobres". Y pidió que "nos ayude a ser buenos hijos de Dios".
Entusiasmo de los fieles
Cuando la lluvia se intensificó, hubo gran cantidad de paraguas que se abrieron pero quienes no tenían buscaron refugio en la recova de la Catedral y en el Cabildo. Hacia esos lugares se dirigieron también los sacerdotes y ministros de la Eucaristía para distribuir la comunión. Lo que no menguó fue el entusiasmo de los fieles, incluso cuando se produjo un pequeño bajón de energía donde los cantos siguieron a capela. Al finalizar, el obispo agradeció el servicio brindado por todos y recordó que justo se estaba rogando lluvia porque hace mucha falta. El párroco de la Catedral, Manuel Alfaro, pidió aplausos para los sacerdotes e invitó a la gente a llevarse los claveles bendecidos una vez que la imagen retornó al templo. Permanecerá en el trono hasta el 31.