¿Cuáles son los temas que le fueron requeridos para esta seminario en la provincia de Jujuy?
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¿Cuáles son los temas que le fueron requeridos para esta seminario en la provincia de Jujuy?
Vine a pedido de colegas jujeños para comparar sistemas y procesos entre Estados Unidos y Argentina para entender, analizar, considerar y adecuar de un sistema tan distinto como el norteamericano al sistema de Argentina.
Porque en Jujuy, como en muchas partes de la Argentina, estamos en una transición de un sistema inquisitivo escrito a un sistema oral, acusatorio y adversarial. La provincia ya está avanzada en eso y entiendo que Jujuy también tiene un proyecto de juicio por jurado que es el que tenemos en Estados Unidos, por lo que estamos comparando experiencias e ideas.
¿Durante la primera jornada de intercambio de experiencias, detectó alguna problemática en el sistema judicial jujeño que a su consideración se le deba poner especial atención para su resolución?
No vine con la idea de decir cómo deben ser las cosas en Jujuy, sino que vengo a ofrecer mi realidad y experiencia para que los jujeños y las jujeñas puedan escoger. También estoy sugiriendo que miren las experiencias de otros países de América Latina, Europa y otras partes del mundo para decidir qué pueden traer y adecuar a su realidad para mejorar Jujuy.
Lo que sí puedo decir es que, en mi opinión, un sistema de juicio por jurados es preferible a un sistema sin juicio por jurados.
¿Por qué?
Porque es un sistema en el que los ciudadanos y ciudadanas participan de la Justicia. Es mucho más democrático cuando las decisiones pertenecen al pueblo. Jueces y juezas con su formación técnica deciden cuestiones técnicas como qué ley aplicar, si se admite o no una prueba, por ejemplo. Pero los ciudadanos deciden los hechos.
¿La implementación de este sistema requiere de algún tipo de preparación o capacitación de los ciudadanos que en algún momento serán parte?
No hace falta ninguna capacitación, sólo se necesitan doce ciudadanos honestos e imparciales en ese tema en particular, dado que todos podemos ser imparciales en un contexto y parciales en otro, y también las pruebas presentadas de buena forma para poder decidir.
Una encuesta de la consultora Isonomía indica que el 79% de los argentinos tiene poco o nada de confianza en la Justicia, en gran parte la falta de celeridad. ¿De qué manera cree que esta situación podría cambiar?
No quiero criticar el sistema de Argentina, pero comparto que hay una crisis de confianza en el sistema judicial y por eso tenemos que aprovechar este momento de transición y construir desde abajo. Construir un sistema democrático de Justicia. Para mí, juicio por jurados que permite una participación de ciudadanos y ciudadanas intrínsecamente más democrática. Para mí y con mi experiencia en Estados Unidos, un sistema adversarial donde las partes salen a la calle a buscar la prueba que luego es presentada ante un jurado es mucho más democrático porque cuando el ciudadano participa en la Justicia tiene más confianza en el sistema porque pueden ver lo que pasa.
La inseguridad es uno de los problemas más acuciantes en el país cometiéndose una gran cantidad de delitos por día. ¿Coincide con quienes consideran que es necesario aumentar las penas para reducir la inseguridad?
Hay muchos estudios que demuestran que la cantidad de la pena no tiene ninguna relación con el nivel de delito. Por ejemplo, la pena de muerte tiene cero efectos en la tasa de delincuencia porque la persona que está por delinquir no piensa en que lo van a encarcelar diez, quince o treinta años, lo que piensa es si lo van a capturar o no.
Es claro que el monto de pena tiene cero efectos en rebajar la violencia o el delito.
Ante el incremento de la inseguridad se habló también de bajar la edad de imputabilidad que en la Argentina es de 16 años teniendo como referencia a otros países de América Latina donde rondan los 12 y 13 años...
Yo no estoy de acuerdo con un sistema penal para menores y particularmente para chicos de 12 a 16 años que todavía no tienen pleno desarrollo de sus capacidades cognitivas. Muchas veces carecen de apoyo y de una estructura familiar y eso es lo que hace falta, darles un espacio. Si se tiene a menores fuera de un sistema de contención y fuera de un sistema educativo, no tienen perspectiva ni esperanza justo en un momento de sus vidas en el que no tienen la capacidad mental ni neurológica necesaria. Es terrible eso, así que no estoy de acuerdo con un sistema que baje la edad. Me parece que eso va a profundizar la situación porque va a mandar a los chicos a las cárceles donde van a aprender a delinquir más y van a perder oportunidades de trabajar de forma honesta por lo que para mí a esos chicos hay que contenerlos porque si no estaríamos obligándolos a tener una vida de delincuencia.
Durante mucho tiempo, Argentina mantuvo tensas relaciones entre el Gobierno y la Justicia. ¿Esta situación puede perjudicar el normal funcionamiento de las instituciones?
Un sistema constitucional tiene que tener un sistema de chequeo y balances por lo que no me parece negativo que una Suprema Corte chequee lo que hace el Poder Ejecutivo y que el Ejecutivo tenga distintos objetivos, pero siempre hay que mantener la independencia judicial. El chequeo, el balance y la independencia de los poderes es fundamental para un sistema.
¿Qué lectura tiene sobre cómo la Justicia argentina ha venido llevando los casos de violencia de género y los juicios por delitos de lesa humanidad?
Creo que el sistema de justicia que construimos tiene que ser el mismo para cualquier acusado o acusada. No podemos crear o cambiar normas para una categoría en particular o para un acusado en particular, necesitamos un sistema que sea justo y que se aplique en todos los casos. La consistencia es la columna vertebral de la Justicia así que no comparto la decisión de ajustar para un cierto tipo de delito un cierto tipo de acusado.