Por: PATRICIA BESEL, FUNDACIÓN LUZ de Vida
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Por: PATRICIA BESEL, FUNDACIÓN LUZ de Vida
Si bien las formas van cambiando a través de los tiempos y las diferentes culturas, se entiende por noviazgo como una de las fases del ciclo vital del ser humano, constituye una etapa de transición entre la familia de origen y la propia que se construirá en el futuro. En este sentido entendemos por violencia en el noviazgo cualquier forma de maltrato o abuso físico, verbal, sexual o emocional, todo uso intencionado y repetido de la fuerza física o psicológica para controlar, manipular o atentar en contra de la pareja.
Casi todas las mujeres que padecen violencia en sus matrimonios, al ser interrogadas específicamente refieren que en el período del noviazgo han aparecido los primeros síntomas de maltrato. Ninguna de ellas pudo detectar las señales de alerta ni identificar esas conductas como abusivas, o las minimizaban pensando "ya va a cambiar" o las justificaban buscando algún motivo o causa que las amerite.
Hay múltiples factores predisponentes que facilitan la aparición de los emergentes de violencia y tolerancia de la misma; haremos mención de algunos.
En las mujeres: ser víctimas directa o indirectamente de maltrato en las familias de origen. En consecuencia pueden asumir el rol de mujeres sumisas y vulnerables a repetir esos patrones, naturalizando la violencia como forma de interactuar o terminar incluso ejerciéndola convirtiéndose en victimarios.
Baja autoestima que las lleva a pensar que deben tolerar porque "nadie más las va a querer". Probablemente han sufrido en hogares disfuncionales, el abandono y rechazo en su infancia.
Patrones culturales, sociales que programan a las mujeres solo para atender cuidar, sacrificarse con tal de hacer felices a otros, en desmedro de ellas mismas y sus propias necesidades emocionales.
En los hombres: reproducen los patrones violentos aprendidos en sus hogares. Baja tolerancia a la frustración y los conflictos que se presentan en la cotidianidad. Aunque aparenten ser dominantes y seguros tienen baja autoestima. Intentan compensar su inseguridad y temores sometiendo a sus parejas.
Veremos ahora brevemente algunas características de un noviazgo violento a fin de poder tomar en cuenta ciertos indicios o signos de alerta: Bajo concepto de la mujer que se pone de manifiesto, en burlas, criticas, ironía, chistes despreciativos, etc. Por momentos se idealiza a la novia y se la adula y con la misma facilidad llega a la denigración, la subestima y rebaja. No tolera que ella se destaque y lo toma como amenaza a su hombría. Tiene altas exigencias, control y manipulación sobre ella en cómo se viste, amistades, horarios, salidas, etc. Celos delirantes y desmedidos.
Logra aislar poco a poco a su novia de su entorno de amistades y aun familiares. Se enoja fácilmente mostrando un alto nivel de agresión verbal como antesala de la violencia física.
Cuando ella se enoja o reprocha alguna conducta la trata de loca, histérica o exagerada, transfiriéndole la culpa de todo.
Amenazas hacia su integridad física, a revelar secretos íntimos o de cortar la relación si ella no se somete.
En estas parejas hay un concepto erróneo del amor, suelen confundir celos y control con expresiones de interés y aprecio. En la Biblia se describe el amor así: "El amor es paciente y bondadoso. El amor no es celoso ni fanfarrón ni orgulloso ni ofensivo. No exige que las cosas se hagan a su manera. No se irrita ni lleva un registro de las ofensas recibidas…" estos son los parámetros del verdadero amor.
¿Qué hacer en caso de estar envuelta en una relación de noviazgo violento? Antes que nada rompe el silencio, busca ayuda confiable y profesional, rodéate de una red de contención emocional y espiritual para superar las consecuencias de lo vivido. Termina con toda relación de maltrato y mantente firme ante cualquier insistencia o acoso del ex. Haz las denuncias correspondientes. No le creas a su supuesto arrepentimiento y promesas de cambio, por lo general el ciclo de violencia vuelve a comenzar y es de nunca acabar.
Para finalizar resaltaremos las pautas comunes de un noviazgo saludable: hay compromiso y pertenencia mutua que se va construyendo poco a poco.
Respeto por la persona y libertad del otro.
La relación de pareja es exclusiva pero no excluyente, se nutre de amistades, familiares compañeros etc.
Se desarrollan y ponen en marcha habilidades para resolver conflictos, buena comunicación clara, sincera, libre de coerción y temores.
Confianza mutua. Cada uno se siente amado y valorado por lo que realmente es.
Crecimiento individual y de pareja. Cada miembro de la pareja puede desarrollar su máximo potencial con ayuda apoyo y estímulo del otro.
Todos necesitamos vínculos sanos, fuertes y afectivos, todos necesitamos construir ambientes de paz y proyectar familias en respeto y amor, con la ayuda de Dios es posible…"El amor verdadero, nunca se da por vencido, jamás pierde la fe, siempre tiene esperanzas y se mantiene firme en toda circunstancia".
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