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"Se extraña; amistad como la de Jujuy no conocí más"

José María López vive desde hace diez años en Bretaña, Francia. Se fue por amor y planea, en el futuro, volver a Jujuy.
Domingo, 30 de julio de 2023 00:55

LILIANA ALFARO

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LILIANA ALFARO

Para el jujeño José María López vivir en el exterior surgió de casualidad tras compartir departamento con extranjeros; su primer apuesta fue por amor, las oportunidades le fueron surgiendo y vive desde hace una década en Bretaña, Francia. Se formó en la práctica y trabaja en un restaurante que le permite viajar cada año a Jujuy, a donde añora volver en el futuro.

FRENTE AL MAR | JOSÉ MARÍA LÓPEZ JUNTO A SU PAREJA SOPHIE.

Mientras estudiaba en Tucumán, compartía una casa junto a jóvenes extranjeros austríacos, alemanes, españoles, por lo que se puso de novio con una francesa, Sophie con quien se fue a Francia en el 2012, a Bretaña, un pueblo costero llamado Douarnenez de 13 mil habitantes.

En ese entonces, José María se había recibido de técnico en sonido y debía optar por volver a Jujuy o irse a Europa, y eligió lo segundo. Es que su pareja, quien había llegado a Tucumán por un intercambio de una facultad de Arquitectura, por un año, lo invitó a conocer Europa.

Se fue con una visa de vacaciones y trabajo, y el primer trabajo que tuvo fue de vendedor de helados en un restaurante de la costa, en un pueblo vecino, Benodet. Había aprendido a cocinar como estudiante y nunca pensó que iba a trabajar y vivir de la cocina en Francia.

EN EL PUERTO

Aprendió a cocinar allí y pasó ya por doce cocinas de diferentes restaurantes en hoteles e hizo un reemplazo en un asilo de mayores durante la pandemia, también se desempeñó en fiambrerías y carnicerías, por lo que puede adecuarse en la gastronomía desde cualquier lugar.

EN EL RESTAURANTE DONDE TRABAJA

Debido a que su experiencia laboral se dio siempre en la costa, aprendió mucho a elaborar recetas con frutos de mar, pescado, cangrejos, pulpos, calamares, langostas y de hecho hizo sushi durante tres años, aunque también aprendió a trabajar la carne vacuna como lo hacen en Francia. "Los franceses consumen los cortes por músculo, y nosotros en Argentina y en el resto del mundo se corta por hueso", explicó y detalló que es imposible conseguir tira de asado o matambre, quizás mollejas pero son caras.

A nivel económico explicó que está ganando un poco más que el básico pero trabaja mucho más que el trabajador promedio, de 13 a 15 horas al día, ya que producen desde la manteca a helados, de 8 a 14 y de 17 a 23. Aunque se encuentran trabajos más tranquilos, explicó que se trata de un restaurante que elige fabricar todo desde la materia prima.

Reconoce que en diez años no viajó mucho, conoció España, Barcelona y ahora estaba de vacaciones en Brucelas, y es que cada vez que tiene días de vacaciones suele volver a Jujuy en el mes de enero ya que en Europa es temporada baja. Ya tienen una vivienda con su pareja, previa solicitud de préstamo, con lo cual asume que "aprendió a ser adulto en Francia".

RECORRIENDO PUEBLOS CERCANOS

Sin embargo, su sueño es comprar una casa en Jujuy y volver en algún momento. "Yo amo Jujuy, en algún momento me gustaría volver. Se extraña; la amistad como la que tengo en Jujuy no la conocí más, los amigos de la escuela son grandes y tienen familia, pero cada vez que pongo un pie en Jujuy están todos en casa, eso no tiene precio", explicó López.

Es que asume que no se fue al exterior escapando de nada, ni renegando de ningún modelo, de ninguna crisis, sino de casualidad, por amor y porque surgió la oportunidad. "Mi chica habla como jujeña", expresó.

DE PASEO JUNTO A SU PAREJA.

Explicó que paralelamente se desenvuelve como músico, y que su labor cotidiana le permite pedir permiso para hacer sus conciertos. Es baterista e integra un grupo con músicos que se dedican a eso y tiene un sponsor. Consideró que podría vivir de la música, porque sólo en Francia existe desde 1930 un status intermitente de espectáculos que si justifican 43 conciertos al año, en blanco, con legajo, les brindan un sueldo básico por un año.

ES BATERISTA Y TOCA EN UNA BANDA

Sobre el último mundial de fútbol, explicó que en su zona sólo hay un porteño y un salteño, que trabaja en la actividad naval con quien vio algunos partidos y luego con amigos locales. "Nos chicaneábamos, ya me había pasado con el mundial de Rusia sufriendo bullying futbolístico. Fue una doble conquista la final, que la terminé viendo con mi jefe, mi chica y otros amigos. Saqué todas las camisetas que tenía y se las dí antes que entren a la casa", recordó.

Por otro lado recomendó viajar "para abrir la cabeza" y es que admira que los europeos consumen las cosas que se producen en territorio, verduras, pescados, artesanías, en los circuitos que producen la microeconomía.

 

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