(Por Victoria Ojam, para Télam). Cuatro décadas después del debut del arqueólogo más famoso de la pantalla grande, el veterano Harrison Ford se calza por última vez el fedora y el látigo en "Indiana Jones y el dial del destino", quinta entrega de esta franquicia que, con su estreno en salas locales el próximo jueves, se despide de un ícono absoluto del cine de aventuras.
Un poco lejos de ser el héroe inusual que el público recuerda, listo para esquivar trampas y golpear nazis, el protagonista que encuentra su periplo final no es el mismo de siempre: al borde de la jubilación, solitario, algo abrumado por su entorno, un poco mal llevado y sarcástico como de costumbre, el paso del tiempo también le tocó al profesor Jones. Pero para Ford, justamente, esa era la partida ideal.
"Es un gran lugar para empezar, nunca te hubieras esperado verlo en ese contexto, y a la vez encaja con su conducta de una manera hermosa", afirmó el actor de 80 años, en diálogo con Télam y junto al director James Mangold, sobre el tono con el que elige retirarse uno de los personajes que más marcaron y acompañaron su trayectoria.
Para entonces ya había saboreado la fama de la mano de George Lucas con Star Wars y su Han Solo en "La guerra de las galaxias" (1977) y su secuela, "El imperio contraataca" (1980); y fue una coincidencia entre el autor de esa ópera espacial y su colega Steven Spielberg -que venía de dirigir "Encuentros cercanos del tercer tipo" (1977)- lo que engendró este segundo hito en su carrera.
Ahora, tras una precuela de 1984 y dos secuelas -una en 1989 y otra en 2008-, llegó el momento de cerrar esta saga.
La tarea, en manos de Disney luego de adquirir Lucasfilm en 2012, quedó a cargo de Mangold, que rescatando el espíritu de Indiana Jones pero sin dejar de aplicar sus propias herramientas, puso en marcha la producción después de cuatro años de idas y vueltas.