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9 de Agosto,  Jujuy, Argentina
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"La pandemia me obligó a aprender un nuevo oficio"

José Luis Fernández, a medida que acomoda su mercadería, habla de su nueva actividad, la de panadero.
Domingo, 30 de enero de 2022 01:04

"Hoy nos demoramos un poquito, porque hicimos un poco más de bollos", afirmó José Luis Fernández, a modo de disculpa, ante los numerosos clientes que esperaban ansiosos su llegada a la esquina de La Porteña y Baldi en barrio Cuyaya.

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"Hoy nos demoramos un poquito, porque hicimos un poco más de bollos", afirmó José Luis Fernández, a modo de disculpa, ante los numerosos clientes que esperaban ansiosos su llegada a la esquina de La Porteña y Baldi en barrio Cuyaya.

Un prolijo, aseado y modesto puesto de venta se arma en un par de minutos, y ahí entre bollos y maicenas Fernández relató que están en Jujuy hace cuatro años, cuando llegaron con su hijo y su mujer jujeña desde el barrio Islas Malvinas en Buenos Aires.

CON FRÍO O CALOR | JOSÉ LUIS FERNÁNDEZ OFRECE SUS PRODUCTOS

"Con mi esposa hace 22 años que estamos juntos y tenemos un niño de 11 años, que es nuestra vida y por el que estamos enfrascados en esta lucha", comenzó diciendo a El Tribuno de Jujuy, a la vez que agregó: "Mi señora se llama Silvia Mabel Gareca y juntos estamos en este emprendimiento artesanal, porque todo lo hacemos 'a mano', nosotros no contamos con ninguna máquina, ni sobadora, ni mezcladora, nada, solo un horno de ocho bandejas que logramos comprar al quedar yo sin trabajo, ya que todo se cerró a causa de la pandemia y a partir de ese momento comenzamos a trabajar para poder sobrevivir, pero me hace falta un trabajo fijo", acotó este bollero.

"Al llegar a Jujuy, comencé a trabajar en la concesión que le dieron a un primo de mi señora en el Parque Lineal Xibi-Xibi, donde alquilábamos bicicletas. Pero al cerrarse todo por el Covid tuvimos que buscar una alternativa, y gracias a Dios se dio esto de vender bollos con y sin chicharrón", apuntó, cuando el diálogo se interrumpió por unos minutos.

PRODUCTOS CASEROS | SON PUESTOS A CONSIDERACIÓN DE LOS CLIENTES.

"Al principio me instalaba en la calle Olavarría frente a un súper, pero en el lugar había otro vendedor de bollos y eso me llevó a cambiar de lugar. Por suerte, como dice el dicho, 'el sol sale para todos' y la gente que me conoce viene en busca de mi mercadería, vienen desde varios lugares", informó orgulloso mientras despachaba a una familia de Palpalá que, como cada sábado, se acercó al lugar en busca de los bollos.

Con unos diez kilos de harina amasa unos 40 bollos, las maicenas y la pastafrola. "Lamentablemente las cosas están muy difíciles, cada día suben las cosas, pero nosotros intentamos mantener el precio porque todos estamos mal", aclarando que lo que más aumentó es la levadura y el dulce de leche.

FAMILIA DE PALPALÁ | CADA FIN DE SEMANA LLEGA HASTA CUYAYA A COMPRAR BOLLOS, PASTAFROLAS Y MAICENAS.

José Luis Fernández es chofer profesional y también trabajó en seguridad. "Por suerte no me puedo quejar, tengo mi casa que alquilo, un trabajo y una clientela que me sigue, aunque a veces me tenga que quedar hasta las veintiuna, con frío, calor, lluvia, pero hoy este es mi trabajo". Comentó por último que "como la gente es buena conmigo, yo también soy generoso con los chicos del barrio".

 

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