Ver un colibrí es señal de buen augurio y que las almas de nuestros seres queridos nos visitan para hacernos saber que están bien.
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Ver un colibrí es señal de buen augurio y que las almas de nuestros seres queridos nos visitan para hacernos saber que están bien.
Son frágiles y muchos mueren tempranamente. Pero si sobreviven, los colibriés pueden llegar a vivir 3 o 4 años.
Hay muchos mitos y leyendas que giran en torno a esta ave que es única, no solo por su belleza, sino por una serie de características que la hacen especial.
Es la más pequeña del mundo, la única polinizadora, la única que posee un pico tan largo y delgado; puede permanecer en vuelo estacionario durante 30 segundos o más, es capaz de volar hacia atrás y sus alas atraviesan el aire hasta 55 veces por segundo.
Con frecuencia, estos primorosos pájaros deben desafiar las lluvias para beber néctar y no morir de inanición. Pueden llegar a consumir una cantidad de néctar superior a su peso corporal, gracias a la lengua que repite el movimiento de absorción hasta 15 veces por segundo.
En sus vuelos logran alcanzar velocidades de hasta 56 kilómetros por hora. Los machos, galantes, suelen hacer acrobacias para impresionar a las hembras.
Los colibríes habitan exclusivamente en América, habiendo unas 340 especies descritas. El lugar con mayor diversidad está en el norte de los Andes, con 290 especies.
El ejemplar más pequeño puede pesar menos de dos gramos; mientras que el grande solo llega a los 20 gramos.
También tienen el récord del vertebrado con el metabolismo más rápido del planeta. Un estudio de 2013 de la Universidad de Toronto llegó a la conclusión de que, debido a la velocidad con que queman azúcar, si los colibríes tuvieran el tamaño de un ser humano, necesitarían beber más de una lata de refresco de 330 mililitros por cada minuto de vuelo estacionario.
Cuando vuela, es tal la vibración de sus alas que no se las puede distinguir y mientras absorbe el néctar de las flores parece suspendido en el aire. La lengua con la que liban las flores es casi transparente y está formada por dos tubos enrollados. El nido es tan pequeño como su morador, llegando a tener el tamaño de una nuez.
Mito azteca
Numerosos mitos se asientan en esta maravillosa ave de plumas coloridas y brillantes. Para el dios de la guerra de los aztecas, Huitzilopochtli, el colibrí tenía un gran significado. Una leyenda cuenta que Coatlicue -la diosa de la fertilidad- cuando barría el templo de Coatepec encontró unas hermosas plumas de colibrí que al resguardar en su seno quedó embarazada. Ese bebé era Huitzilopochtli, quien desde el vientre se comunicaba para darle paz y asegurarle que siempre iba a defenderla. Es que Coyolxauhqui, la hija mayor de Coatepec, planeaba matarla por una presunta deshonra al desconocerse el padre del niño. Huitzilopochtli llegó a este mundo equipado con una armadura, un escudo de águila, una sandalia de plumas de colibrí en el pie izquierdo y una xiuhcoatl (serpiente de fuego). Con ella cortó la cabeza de su hermana y venció a sus 400 hermanos. Luego lanzó al aire la cabeza de la Coyolxauhqui, que se convirtió en la luna.
Leyenda maya
En cuanto a los mayas, creían que cuando los dioses crearon todas las cosas, notaron que faltaba un encargado de llevar sus deseos y pensamientos al mundo, por lo que tomaron una flecha muy pequeña, soplaron sobre ella y cobró vida un ser que se convirtió en un colibrí. El mito dice que si alguien desea el bien a una persona, el colibrí tomará ese deseo y se lo llevará a ella.
Leyenda guaraní
Mientras tanto, una leyenda guaraní dice que las personas, al morir, el alma se desprende del cuerpo y vuela a ocultarse en una flor a la espera de un ser mágico. Allí es cuando aparece el ‘mainimbú‘ (nombre guaraní del colibrí) que recoge las almas desde las flores, para guiarlas amorosamente al paraíso. Y esa es la razón por la vuela de flor en flor.
Entonces, cuando vea un colibrí en su jardín sepa que se trata de un buen augurio y que un alma amada vino de visita a decirle que está bien.