26 de Junio,  Jujuy, Argentina
PUBLICIDAD

La pandemia vista por un jujeño en una ciudad china

Domingo, 15 de marzo de 2020 01:00

Es mediodía en Shenzhen, China, y madrugada en Jujuy, Argentina, cuando Matías Cosentini, emprendedor jujeño que vive en la meca tecnológica oriental, empieza a responder con audios de Whatsapp las preguntas de El Tribuno de Jujuy.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Es mediodía en Shenzhen, China, y madrugada en Jujuy, Argentina, cuando Matías Cosentini, emprendedor jujeño que vive en la meca tecnológica oriental, empieza a responder con audios de Whatsapp las preguntas de El Tribuno de Jujuy.

Se lo nota tranquilo, seguro. Es que en la ciudad donde vive, donde hay alrededor de 12 millones de habitantes se registraron menos de 400 casos, y en las últimas tres semanas no apareció ninguno nuevo, salvo tres personas que quisieron ingresar a la ciudad, que no pasaron las medidas sanitarias dispuestas por el gobierno de la provincia de Cantón, y fueron puestos en cuarentena.

Desde el brote en Wuham que desencadenó en la pandemia que hoy vive gran parte del mundo, el gobierno chino tomó fuertes medidas de contención y prevención. Desde el aislamiento de la ciudad donde residen más de 11 millones de personas, hasta el fortalecimiento de los controles fronterizos entre las provincias e internacional, desarrollo de aplicaciones móviles de control y suspensión del servicio de transporte público de pasajeros, entre otras.

"Esto empezó en diciembre", señaló Matías, y cuándo sólo había 500 casos, el gobierno "tomó la medida de cerrar Wuham, una ciudad de casi 11 millones de habitantes".

El invierno y la falta de conocimiento en relación al virus, son algunos de los factores que permitieron que se saliera de control, "sobre todo porque los servicios de salud no daban abasto", explicó.

China es muy grande, él está a unos 1.000 kilómetros de lo que fue el epicentro de la pandemia, pero, de todos modos, el gobierno local tomó medidas drásticas para evitar una ola de contagios. "Las provincias como la mía, que se llama Cantón, se controló cuando el gobierno tomó la medida de que nadie podía entrar o salir, con el uso del ejército y de la policía".

Días después de iniciado el brote en Wuham, el jujeño viajó a Filipinas, y luego de unos días, consideró que lo mejor que podía hacer era estar de nuevo en su ciudad, porque el gobierno "está muy bien organizado, tienen una estructura que maneja todo lo que es tecnología, seguridad, salud, todo". Pero resultó imposible viajar de manera directa "porque ninguna aerolínea quería volar a China", por lo que se las tuvo que ingeniar para volver vía Taiwán a Hong Kong.

Al llegar a destino, vio que en la ciudad no se le estaba dando la importancia que el problema requería.

"Estuve haciendo trámites y no veía la hora de entrar a Shenzhen", porque a nivel sanitario no se estaban tomando los recaudos, "no había controles de salud", ni ninguna medida para evitar la propagación del coronavirus, cuando, por ejemplo, en su ciudad "ya se había controlado la enfermedad".

Restricciones y todo cerrado

Cuando Matías Cosentini logró ingresar a Shenzhen se llevó la primera sorpresa. "Sólo pudimos pasar dos personas". El trámite que puede llevar una hora, lo hizo en 10 minutos. "Cuando entré a Shenzhen no lo podía creer, una ciudad de 11 millones de habitantes donde se hace gran parte de la tecnología del mundo, y no había nadie en la calle".

Aún hoy, con la enfermedad "controlada" las calles siguen vacías.

En ese sentido remarcó que inmediatamente después del cierre de Wuham, el gobierno lanzó una aplicación que es "una declaración jurada donde uno carga los datos junto a un agente que chequea que sean correctos. A partir de ahí se genera un código para tu aplicación, que luego son visibilizados por las autoridades como un ‘semáforo’. Por ejemplo, si nunca estuviste en situación de riesgo, es verde, en amarillo si es que se transitó por lugares de contagio, y el rojo es que sí o sí tenés que hacer cuarentena y esa persona no podría salir de su domicilio".

Tal es así que en las ciudades nuevas como Shenzhen, las estructuras de viviendas consisten en condominios de 5 o 6 edificios, con jardines y distintos espacios, pequeñas ciudadelas, con dos accesos, bajo la misma administración que controla como entra y sale la gente. "Todas las administraciones tienen una carpa de control en los ingresos donde toman la temperatura corporal y sólo puede ingresar gente que vive en el complejo y no me puede visitar nadie", señaló.

"Las estructuras están tan bien organizadas que si tenés que hacer cuarentena en tu casa, el gobierno manda un grupo de gente con trajes de estilo ‘biohazard’ a tu casa, saca la basura y te dejan comida todos los días, durante los 14 días que dura la cuarentena. Y si dentro de la vivienda hay otro caso sospechoso, se podría extender", explicó.

Los controles también se instalaron en los puestos de seguridad de los shoppings y malls de la ciudad, donde además de revisar la app de la declaración jurada, se hacen controles de temperatura. "Yo tengo mi app, tengo cargados mis datos y cada vez que tengo que ir a un supermercado o shopping la muestro", indicó el emprendedor jujeño.

Sin servicios

Shenzhen es una ciudad que cuenta con 50 hospitales, uno de ellos para infectología, donde son derivados los casos de coronavirus, y entre las medidas que tomó para detener un eventual brote a nivel local se destaca la suspensión del transporte público de pasajeros, colectivos, trenes, trenes bala, DiDi (Uber chino), cierre de restaurantes, cines y boliches, entre otros. 

Sólo están habilitados los restaurantes con delivery que cumplen con determinados y exigentes requisitos determinados por el gobierno. Lo mismo sucede con el servicio de taxis. 

Así “el movimiento se empezó a frenar de manera monstruosa”, consideró Cosentini, y agregó que “sólo pueden circular determinados taxis que pasaron todos los controles”. 

“Home office”

El control de la proliferación del virus Covid-19 en Shezhen significó un impacto económico enorme, y no sólo para los sectores dedicados a servicios de comida o transporte. Es que las empresas y fábricas no pueden abrir sus puertas si no cumplen con determinados requisitos. 

Si bien, para Matías Cosentini no es un problema, “como diseño tecnología y reviso ingeniería, puedo hacer que me manden las cosas a mi domicilio y puedo trabajar por internet. Pero tengo un amigo que trabaja en una empresa grande que recién esta semana pudo abrir sus puertas. Estuvieron haciendo home office, y ya empezaron a ir a las oficinas, pero para poder ir tuvieron que hacer unos trámites muy grandes en el Gobierno”.

Subestimación mundial 

“Si bien los latinos o los occidentales tenemos esto de las libertades, yo me siento seguro y mucho más tranquilo que haya estas formas de control”, reconoció Matías Cosentini. 

Consideró que a nivel internacional no se le dio la importancia que debía tener el Covid-19. 

Hoy, el virus ya se encuentra en Argentina, y al momento de escribir estas líneas había tres casos sospechosos en Jujuy. 

En ese marco, anoticiado de lo que sucede en la provincia, Cosentini consideró como positivas las medidas impulsadas en Jujuy. “Está bien lo que se está haciendo. Si hay posibles focos de infección y gente que viajó, está bueno tomar la medida”, concluyó. 

Temas de la nota

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD