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"Vení, pegame a mí": así provocan los otros presos a los rugbiers asesinos

Los internos "juegan" con la psicología de los detenidos por el crimen de Fernando Báez Sosa en Villa Gesell. Máximo Thomsen es uno de los más amenazados.

Miércoles, 05 de febrero de 2020 12:54

"Vení a pegarme a mí, vení a patearme, a ver si acá también querés pelear", amenazaban los presos del Penal de Dolores a los diez rugbiers imputados por el asesinato de Fernando Báez Sosa (18), a la salida de un boliche en Villa Gesell. "Esto hace que tengan mucho más miedo porque están jugando con su psicología", reveló una periodista de Dolores.

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"Vení a pegarme a mí, vení a patearme, a ver si acá también querés pelear", amenazaban los presos del Penal de Dolores a los diez rugbiers imputados por el asesinato de Fernando Báez Sosa (18), a la salida de un boliche en Villa Gesell. "Esto hace que tengan mucho más miedo porque están jugando con su psicología", reveló una periodista de Dolores.

La comunicadora Paola Atayro detalló cómo es la vida de Máximo Thomsen (20), Alejo Milanesi (20), Juan Pedro Guarino (21), Ciro (19), Lucas (18) y Luciano (18) Pertossi, Matías Benicelli (20), Enzo Comelli (19), Blas Cinalli (18) y Ayrton Viollaz (20) dentro de la cárcel donde fueron alojados en la madrugada del pasado 29 de enero.

"Están muy asustados, esa es la realidad. No saben cómo manejarse por el miedo. Cada vez que los mueven de la alcaldía, por ejemplo, para ducharse se les nota el miedo en el cuerpo", relató la periodista y agregó: "Cuando los sacan de la alcaldía tienen un mínimo pase por un sector donde el resto de los internos los pueden ver y ahí es donde los otros presos les gritan cosas. Esto hace que tengan mucho más miedo porque están jugando con su psicología".

Thomsen es el principal amenazado, indicó Atayro: "Le dicen ‘vení a pegarme a mí, vení a patearme, a ver si acá también querés pelear’. Es al que más le gritan, y se ve en su lenguaje corporal cómo su cuerpo grande se va achicando. A Thomsen lo tienen entre ceja y ceja, lo tienen en la mira".

Entre las condiciones de permanencia, la periodista informó que "tienen una hora diaria cada uno para hablar con quien quieran" y descartó que "vayan a darles más". "Dejaron de ser los chicos de Zárate, ahora van a tener que aprender a vivir como presos", sentenció.

La relación con los celadores, en tanto, es con "una acitud distante y soberbia", ya que "creen que están a disposición de ellos y que los tienen que cuidar". 

"Hoy están contenidos por ellos mismos. Tienen mucha actitud soberbia, todavía no bajaron a la realidad de que mataron a una persona", señaló Atayro al programa Nosotros a la mañana.
 

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