Los pasillos de Casa Rosada son testigos de la euforia, angustia y dolor de un pueblo que despide a su máximo ídolo deportivo. El coronavirus, la grieta, por un momento quedaron en segundo plano.
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Los pasillos de Casa Rosada son testigos de la euforia, angustia y dolor de un pueblo que despide a su máximo ídolo deportivo. El coronavirus, la grieta, por un momento quedaron en segundo plano.
En un principio el velatorio será hasta las 16, aunque no descartan extenderlo unas horas más.
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