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13 de Agosto,  Jujuy, Argentina
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Aplican novedosa terapia de regulación emocional

Aspiranaque los pacientes puedan detectar los factores de riesgo cuando estén en libertad para prevenir la reincidencia.
Martes, 03 de diciembre de 2019 01:02

Frente a la comprobación de que cerca del 80 por ciento de la población penitenciaria de Jujuy purga condenas por delitos de abuso sexual, tres jóvenes psicólogos elaboraron un proyecto para abordar la problemática desde la terapia de regulación emocional. Se trata de Noelia Soruco, Tatiana Fecha y Marcos Calizaya, quienes promovieron las acciones que se pusieron en marcha en febrero pasado a partir del funcionamiento de dos grupos terapéuticos. Uno en la Unidad 1 y otro en la Unidad 7 donde reciben pacientes de las unidades 5 y 2.

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Frente a la comprobación de que cerca del 80 por ciento de la población penitenciaria de Jujuy purga condenas por delitos de abuso sexual, tres jóvenes psicólogos elaboraron un proyecto para abordar la problemática desde la terapia de regulación emocional. Se trata de Noelia Soruco, Tatiana Fecha y Marcos Calizaya, quienes promovieron las acciones que se pusieron en marcha en febrero pasado a partir del funcionamiento de dos grupos terapéuticos. Uno en la Unidad 1 y otro en la Unidad 7 donde reciben pacientes de las unidades 5 y 2.

En una entrevista con El Tribuno de Jujuy explicaron qué es la terapia de regulación emocional, en qué consiste, cuándo surgió, cuáles son sus objetivos, quiénes participan y cómo es el abordaje. También puntualizaron el nivel de efectividad de la práctica, cuyos resultados han sido satisfactorios.

El año pasado, Soruco, Fecha y Calizaya mientras trabajaban en el Grupo operativo de alcoholismo GOA con personas privadas de su libertad, detectaron que cerca del 80 por ciento de los pacientes tenía causas de abuso sexual y que en la mayoría de los casos, el factor de riesgo era el alcoholismo, seguido por el consumo de drogas.

Entonces comenzaron a elaborar el dispositivo que fue presentando ante las autoridades penitenciarias que inmediatamente dieron luz verde a la iniciativa.

La Terapia de regulación emocional se basa en la concepción de que el hombre es un ser emocional que razona, tomando los aportes de destacados estudiosos, entre ellos el doctor Daniel López Rosetti, autor del libro "Emociones y sentimientos". "A partir de ahí creamos esta terapia que apunta a la regulación emocional porque si regulamos la emoción se regula la conducta y por ende, los pensamientos. Tomamos como base fundamental para nuestra terapia el minfulness que es una técnica que tiene mucha validez científica y apunta a regular las emociones. Minfulness significa atención o conciencia plena", subrayó Calizaya.

Agregó que cuando los pacientes ingresan al tratamiento les explican cómo es el proceso. "Tenemos como diferentes etapas, la primera es de pre admisión. Las psicólogas de Gabinete Criminológico son quienes los derivan porque son ellas las que clasifican si la causa tiene que ver con delito o no de abuso sexual. Ellas hacen la primera entrevista, después nosotros hacemos una entrevista de evaluación pre tratamiento y le explicamos la característica del encuadre. Hacer este tipo de terapia que apunta a regular la emoción y trabajarlo desde el abuso sexual es como muy difícil porque abordar la sexualidad de forma grupal les genera muchas resistencias", remarcó.

Uno de los grandes objetivos de la terapia es que los pacientes puedan detectar los factores de riesgo cuando estén en libertad para prevenir la reincidencia que en el caso de los delitos sexuales es importante.

En ese sentido, Calizaya explicó que trabajan "mucho con técnicas de modificación de conducta y de regulación emocional para que ellos cuando estén afuera nuevamente, puedan también controlar este impulso. Depende de las características de su personalidad porque no es lo mismo trabajar con alguien que tiene culpa, que con alguien que aún por la estructura de su personalidad no incorpora esta característica y es más posible de que vuelva a reincidir en el delito. Entonces apuntamos mucho a modificación de conducta y a regulación de las emociones".

Hacen una evaluación pre tratamiento antes del ingreso a la terapia, aplicando test de asertividad y de regulación emocional. Ahora, en el final, emplean los mismos tests para determinar en qué cambiaron y si hubo retrocesos o avances. A la luz de los resultados, son notorios los avances en los pacientes sobre todo en el reconocer el daño que produjeron a la víctima.

Agradecimiento

Toda esta labor no pudo haberse concretado sin el apoyo de las autoridades del Servicio Penitenciario, encabezadas por Daniel Chaile y Oscar Farfán, que "con esta nueva perspectiva dieron la apertura que se puedan hacer este tipo de tratamientos. Hubo mucha recepción también del director de Tratamiento Técnico Penitenciario Julio Vaca y Liliana Burgos del Gabinete Criminológico", destacaron los profesionales.

La premisa

Trabajan mucho en la empatía hacia la víctima, promoviendo que primero se hagan responsables de sus actos y dimensionen el daño que provocaron.

Un gran porcentaje fue abusado

Marcos Calizaya dio su opinión en torno al hecho de que en la niñez los abusadores -no todos- fueron víctimas de agresiones sexuales, lo que pudo haberlos llevado a repetir estas conductas.

Mencionó que hay estudios con evidencia científica que arribaron a la conclusión de que “muchas de las conductas que aprendemos los seres humanos son producto del modelado. Esto quiere decir situaciones o experiencias, ya sean traumáticas o no, que ha vivido el victimario, por ahí es que lo vuelve a reproducir nuevamente con su pareja o con sus hijos o con otra persona. Entra en juego eso, pero nosotros tenemos mucho en cuenta el caso por caso porque hay personas que han sido abusadas y sin embargo son resilientes antes de estas situaciones, dicen a mí me pasó esto y no lo vuelvo a hacer.

Tenés personas que han sido abusadas y lo vuelven a cometer y personas que han sido abusadas son resilientes y deciden transformar esto en algo diferente”.
Tatiana Fecha agregó que no era determinante, aunque señaló que en los grupos con los que trabajan en la Penitenciaría, un gran porcentaje de los internos fue abusado cuando era niño. No se animan a contar esta experiencia en la terapia grupal por vergüenza, o porque tal vez lo naturalizaron y en otros casos prima la negación.

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