Palma Sola (Corresponsal) Este último fin de semana, el gauchaje palmasoleño, lloró la partida de don Migdonio Rueda, gaucho que se durmió para siempre, con la esperanza de que sus hijos y nietos sigan cultivando lo que lo identificó durante toda su vida, de brillar y sentirse orgulloso de vestir, bombacha, camisa, alpargatas, sombrero y pañuelo al cuello, un gaucho de ley, trabajador de campo con la ganadería, luchador, humilde y de gran corazón, don Rueda fue de los pocos, único quizás, de llevar sus pilchas con orgullo, tanto en la faena de campo, como en cada desfile gaucho, que se ganaba todos los aplausos de los presentes.
Padre de diez hijos, junto a su fiel compañera, doña Lili, hoy con más de cuarenta nietos y otros tantos bisnietos, todos con esa esencia ancestral.
Don Migdonio, nacido en tierra palmasoleña, el mayor de catorce hermanos, toda una vida luchando por lo que heredó de sus padres, las tradiciones gauchas y que aún perduran vigentes en sus enseñanzas en las generaciones siguientes.
El escenario del predio que posee la comisión del Festival del Gaucho, lleva su nombre, en homenaje a su incansable colaboración y hacedor para con los festivales, formador de grandes pialadores, artesanos, copleros, jinetes, albrambradores, historiador de su pueblo que con emoción contó.
Hoy Don Migdonio, camina por los senderos del cielo, desde donde acompaña a sus retoños, con el silbido en cada repunte de la hacienda, hombre de a caballo, que con su trotecito lento y marcado se marchó, hoy sus fieles compañeros en los días de calor, frío y con lluvia aún lo esperan para repuntar el ganado, con ese olor a campo y a tierra mojada, ladridos que llegan desde lejos y Úl con el coleto y guardamonte, se fue y brilla todas las noches desde el resplandor de una estrella, adiós don Migdonio Rueda, hasta siempre orgullo palmasoleño.