Estados Unidos y Corea del Sur comenzaron a negociar el despliegue total del escudo antimisiles Thaad en el país asiático, después que el viernes último Corea del Norte lanzara un proyectil intercontinental con capacidad para alcanzar territorio estadounidense.
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Estados Unidos y Corea del Sur comenzaron a negociar el despliegue total del escudo antimisiles Thaad en el país asiático, después que el viernes último Corea del Norte lanzara un proyectil intercontinental con capacidad para alcanzar territorio estadounidense.
"Las negociaciones ya están en marcha, aunque aún se necesita debatir cómo y cuándo (se va a ampliar el escudo estadounidense)", anunció en rueda de prensa el portavoz del Ministerio de Defensa surcoreano, Moon Sang-gyun.
El proceso arrancó después de que el presidente surcoreano, Moon Jae-in, instara a desplegar "temporalmente" las cuatro baterías restantes del Thaad (que solo tiene desplegadas dos de las seis de las que consta), después de que Corea del Norte lanzara horas antes su segundo misil balístico intercontinental (Icbm).
El escudo, instalado en un antiguo campo de golf de Seongju (unos 300 kilómetros al sureste de Seúl), ha estado rodeado de polémica desde que fue aprobado por el antiguo Gobierno en julio de 2016.
Además de las protestas de los agricultores locales (que temen por los efectos que sus radares tengan para la salud y sus cultivos), el despliegue fue recibido con airados rechazos de China y Rusia, convencidas de que puede violar su propio espacio aéreo y radioeléctrico.
Beijing, que considera que el Thaad puede servir para espiar sus bases militares, decidió activar en represalia un boicot económico encubierto contra empresas e intereses surcoreanos la pasada primavera boreal.
Pero ahora, el presidente Moon revió su promesa inicial de atender los argumentos ecologistas y suspender el despliegue del escudo y tras haber congelado el despliegue de las cuatro lanzaderas restantes el pasado junio.
Ante la escalada armamentística de Corea del Norte, pidió el sábado acomodar las cuatro lanzaderas que faltan de manera temporal mientras se sigue realizando el sondeo ambiental.
Por otro lado, el primer ministro japonés, Shinzo Abe, y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, coincidieron en la necesidad de tomar nuevas acciones contra la amenaza nuclear y misilística que representa Corea del Norte y volvieron a presionar a China para que participe también de las sanciones.
Los mandatarios conversaron vía telefónica sobre el segundo misil balístico intercontinental que Pyongyang lanzó el viernes.
"Hemos hecho reiterados esfuerzos por resolver pacíficamente el tema de Corea del Norte, coordinando esfuerzos entre Japón, Estados Unidos y la comunidad internacional, pero Corea del Norte torpedea todos esos esfuerzos y ha provocado unilateralmente una escalada" de la situación, aseguró Abe.
Celebraciones
En tanto, Corea del Norte festejó el lanzamiento del misil intercontinental realizado el viernes con un gran banquete que congregó a responsables de la prueba y cargos del partido único y que presidieron el líder Kim Jong-un y su esposa, Ri Sol-ju.
“El gran éxito en el segundo lanzamiento de prueba del Hwasong-14 ha establecido una nueva estructura política mundial con la Corea socialista como eje”, dijo Ri durante el discurso que pronunció.
También instó a “producir de manera incesante nuevos tipo de misiles balísticos (...) y cosechar éxitos en el terreno de la investigación científica para defensa”.