Miguel Guerra se adjudicó en forma brillante la 11º edición del Maratón El Tribuno con un registro de 31’ para los 10 km de recorrido, demostrando que del nivel del mar de su 25 de Mayo natal (provincia de Buenos Aires) no le afectaron los 1690 metros de la capital jujeña.
Fue escoltado por Marcelo Fabricius (Catamarca) y tercero arribó Emanuel Cruz de Yavi.
En damas, María Ovejero con 36’50” de Tucumán logró su tercer reinado consecutivo y cuarto alternado.
Alrededor de dos millares de almas tiñeron de rojo las calles capitalinas en la competencia que cerró el magnífico espectáculo atlético que brindaron deportistas llegados de diferentes provincias y de otros países.
Apenas dieron la orden de partida, los atletas salieron como leones enjaulados en busca de su libertad, con los atletas especiales en sillas de rueda rodando a full cuesta abajo.
Antes de abandonar la Avenida Córdoba, tomaron la delantera Marcelo Fabricius (ganador del 2016) como dispuesto a decir “aquí mando yo” y pegadito nomás Miguel Guerra.
El catamarqueño y el bonaerense respectivamente, imprimieron tal ritmo que enseguida fueron estirando la diferencia paso a paso y cuando miraron a los de atrás les llevaban 100 metros de ventaja.
Los dos cruzaron el centro como dos lobos solitarios sin que nadie pudiera hacer algo para descontar la diferencia que hasta les permitía darse el lujo de darse vuelta a mirar cuánto les llevaban al pelotón que se disgregó en numerosos grupos que parecieron un rosario multicolor de voluntades con predominio de color rojo.
Cuesta abajo, parecía que el viento los soplaba a ambos porque con el andar suave dieron la impresión que casi no tocaban el piso, sino que lo acariciaban.
Cuando promediaba la carrera y luego de pasar por la rotonda del barrio Chijra con el reloj marcando 13’ clavados. Guerra miró de reojo a su compañero de fuga y se fue un par de metros. Mientras que el resto ni aparecía en el horizonte.
En plena Avenida Mosconi después de una leve subida y al comenzar a descender, Guerra estiró las zancadas y enseguida la luz de ventaja se transformó en 10 metros. Allí quedó en claro que la lucha iba a ser entre dos hasta el final.
Era la mitad de carrera y el cronómetro indicaba16’40” ante la mirada y aliento de los vecinos del barrio Los Perales que al sentir los bocinazos y sirenas salieron a la vera del camino a aplaudir a los atletas.
Al pasar frente a segundo puesto de hidratación ubicado frente al Colegio José Hernández, no tomó agua, mientras que Fabricius si recibió la botella dando la impresión que tenía menos resto para lo que quedaba por recorrer.
Miguel Guerra decidió dar el golpe letal a su ocasional rival, después de dejar la Avenida Illia y al encarar la bajada por calle El Ceibo, literalmente el bonaerense “voló” cuesta abajo.
Allí demostró que su triunfo estaba en el bolsillo y se dedicó a conservar la diferencia. Al salir del Puente General Belgrano, lo recibió la Banda de Música del RIM 20 con sus sones que le aplicaron una dosis de apoyo moral que le sirvieron para transitar los últimos metros con el público aplaudiendo a rabiar su ingreso a la pista que fue apoteótico y cruzó victorioso la línea de meta con los braazos en alto como queriendo tocar el cielo con sus manos. El reloj se paró en 30’ 53”.
Luego arribaron Marcelo Fabricius, resignando el título conseguido el año pasado y tercero llegó Emanuel Cruz, el joven atleta de Yavi que por segunda vez consecutiva abrochó ese lugar del podio con su nombre para orgullo de la Puna jujeña
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Miguel Guerra se adjudicó en forma brillante la 11º edición del Maratón El Tribuno con un registro de 31’ para los 10 km de recorrido, demostrando que del nivel del mar de su 25 de Mayo natal (provincia de Buenos Aires) no le afectaron los 1690 metros de la capital jujeña.
Fue escoltado por Marcelo Fabricius (Catamarca) y tercero arribó Emanuel Cruz de Yavi.
En damas, María Ovejero con 36’50” de Tucumán logró su tercer reinado consecutivo y cuarto alternado.
Alrededor de dos millares de almas tiñeron de rojo las calles capitalinas en la competencia que cerró el magnífico espectáculo atlético que brindaron deportistas llegados de diferentes provincias y de otros países.
Apenas dieron la orden de partida, los atletas salieron como leones enjaulados en busca de su libertad, con los atletas especiales en sillas de rueda rodando a full cuesta abajo.
Antes de abandonar la Avenida Córdoba, tomaron la delantera Marcelo Fabricius (ganador del 2016) como dispuesto a decir “aquí mando yo” y pegadito nomás Miguel Guerra.
El catamarqueño y el bonaerense respectivamente, imprimieron tal ritmo que enseguida fueron estirando la diferencia paso a paso y cuando miraron a los de atrás les llevaban 100 metros de ventaja.
Los dos cruzaron el centro como dos lobos solitarios sin que nadie pudiera hacer algo para descontar la diferencia que hasta les permitía darse el lujo de darse vuelta a mirar cuánto les llevaban al pelotón que se disgregó en numerosos grupos que parecieron un rosario multicolor de voluntades con predominio de color rojo.
Cuesta abajo, parecía que el viento los soplaba a ambos porque con el andar suave dieron la impresión que casi no tocaban el piso, sino que lo acariciaban.
Cuando promediaba la carrera y luego de pasar por la rotonda del barrio Chijra con el reloj marcando 13’ clavados. Guerra miró de reojo a su compañero de fuga y se fue un par de metros. Mientras que el resto ni aparecía en el horizonte.
En plena Avenida Mosconi después de una leve subida y al comenzar a descender, Guerra estiró las zancadas y enseguida la luz de ventaja se transformó en 10 metros. Allí quedó en claro que la lucha iba a ser entre dos hasta el final.
Era la mitad de carrera y el cronómetro indicaba16’40” ante la mirada y aliento de los vecinos del barrio Los Perales que al sentir los bocinazos y sirenas salieron a la vera del camino a aplaudir a los atletas.
Al pasar frente a segundo puesto de hidratación ubicado frente al Colegio José Hernández, no tomó agua, mientras que Fabricius si recibió la botella dando la impresión que tenía menos resto para lo que quedaba por recorrer.
Miguel Guerra decidió dar el golpe letal a su ocasional rival, después de dejar la Avenida Illia y al encarar la bajada por calle El Ceibo, literalmente el bonaerense “voló” cuesta abajo.
Allí demostró que su triunfo estaba en el bolsillo y se dedicó a conservar la diferencia. Al salir del Puente General Belgrano, lo recibió la Banda de Música del RIM 20 con sus sones que le aplicaron una dosis de apoyo moral que le sirvieron para transitar los últimos metros con el público aplaudiendo a rabiar su ingreso a la pista que fue apoteótico y cruzó victorioso la línea de meta con los braazos en alto como queriendo tocar el cielo con sus manos. El reloj se paró en 30’ 53”.
Luego arribaron Marcelo Fabricius, resignando el título conseguido el año pasado y tercero llegó Emanuel Cruz, el joven atleta de Yavi que por segunda vez consecutiva abrochó ese lugar del podio con su nombre para orgullo de la Puna jujeña
Sin podio
Los juveniles de Villazón (Bolivia) cumplieron lo que había pronosticado Jaime Cortez, director de Deportes de esa ciudad boliviana cuando manifestó: “no vamos a pasear, vamos a ganar”.
En la prueba de 4 km en varones ganó Isaías Choque Huaita y 2º) Marcos Gaspar.
Entre las chicas, clasificaron: 2º) Laura Cachambre; 3º) Lucy Chavez; 4º) Naibit Gaspar.
Fue una lástima que los mencionados junto al resto de la delegación debieron partir enseguida, porque el ómnibus de línea salía a las 12.50 y no pudieron quedarse a recibir sus merecidos premios.
Jaime Cortez se excusó diciendo: “Estamos contentos por los logros de los chicos, pero lamentablemente nos tenemos que volver. En este horario volvemos todos, caso contrario debíamos desdoblar la delegación. Tenemos que regresar todos”.
Reina total
María Ovejero de Tucumán cronometró 36’47” para los 10 km e imponerse en forma absoluta la 11º edición de la tradicional competencia.
Segunda llegó Laura Kyte de Cachi con 37’15” (Salta) y tercera Leonela Olivera con 38’24” de Santiago del Estero.
Mezclada entre el interminable pelotón humano, las tres atletas se miraban de reojo como esperando ver quién aflojaba el ritmo, tornando un final cerrado entre corredoras que se conocen de otros duelos en carrera pedestres.
Pero al ingreso del Puente General Belgrano, la tucumana con lo que le quedaba de resto, apretó el acelerador y se fue unos metros, aguantó la diferencia en la trepada atrás del RIM 20 y al tomar por Avenida Bolivia se dejó llevar por la pendiente cuesta abajo y cruzar la línea de meta por tercera vez consecutiva y sumar su cuarto reinado alternado. Anticipó que el año próximo buscará conseguir su quinto trono en la tradicional carrera que reúne a destacados deportistas del Norte argentino y otras latitudes.
De alto nivel
La 11º edición mostró que no solo se suma cantidad de participantes con 10 corredores de todas las edades, sino también atletas de elite que desandan el país donde haya competencia alguna.
Entonces, al encontrarse en Jujuy significa una especie de revancha deportiva.
Una muestra fue la partida de los 10 km sobre Avenida Córdoba, los de mayor roce competitivo, salieron a un ritmo endemoniado como diciendo “que aguante el que pueda”.
Justamente esa partida veloz sorprendió al crédito jujeño Emanuel Cruz que no pudo acomodarse bien en el lote de avanzada y aunque después anduvo a un buen ritmo, no le alcanzó para prenderse en la cabeza de carrera, resignando sus chances tal vez de dar el batacazo. En fin.