Después se dirigieron a la casa del músico humahuaqueño donde realizaron un agradecimiento especial al pie el árbol - un peral que se encuentra allí-. Para luego compartir el almuerzo que como todos los años consistió en cabeza guateada.
El arte se adueñó una vez más de la casa de Ricardo Vilca. La música, la danza y el muralismo de Nicolás Valeiras se apropiaron del lugar con un mismo objetivo: recordar a Ricardo.
Cecilia Palacios, alumna y amiga lo recordó como un hombre que tenía un gran corazón al que le gustaba compartir y no hacía distinción de géneros musicales. "A él le gustaba que lleguen músicos de toda índole, de folclore, de tango, de romántico o lo que fuere. Él tuvo una visión de amplitud, invitaba a amigos a este encuentro y nos pedía a nosotros que invitemos a más y más gente. Este encuentro tiene algo muy importante y es que sumó a muchos músicos jóvenes que se inician en este camino" destacó.
Otro de los músicos presentes fue Fortunato Ramos quien definió a Ricardo Vilca como un "maestro en todo sentido, un genio que expresaba a través de las cuerdas de las guitarras el sentimiento de la gente que vivía en Cangrejillos o detrás de los cerros".
Fortunato Ramos recordó también la época en la que compartió escenario con Ricardo Vilca. Tuvieron un grupo que se llamaba Santa Anita. "Salíamos con su guitarra eléctrica, la primera de la región. Compartí con él por lo menos cuatro años haciendo cumbias, taquiraris, zambas, toda música bailable. Éramos músicos bailanteros y llegamos al El Aguilar con cinco mil obreros en los que una guitarra, un acordeón y un bombo eran suficientes para hacer los carnavales. Tocábamos desde las nueve de la mañana hasta las seis de la madrugada. Salíamos estirados, con las manos callosas después de nueve noches haciendo lo mismo. Éramos verdaderos músicos que transpirábamos la camiseta tocando. Todavía guardo algunas fotografías de esa época. Esto pasó hace 54 años más o menos y después tuvimos la posibilidad de volver a compartir escenario con Divididos" relató el maestro Fortunato.
Mercedes, la última mujer y madre de dos de sus hijos, cuenta que en esta fecha recuerda a Ricardo "con alegría porque sigo con lo que él quería que haga. Hace 24 años que nos juntamos en casa. Ricardo era muy tranquilo, siempre invitaba a mucha gente y me decía cuando yo me vaya va a venir más gente y así fue''.
Raúl Tolaba, amigo y músico del grupo de Vilca también lo recordó expresando cierta nostalgia "era una persona que se brindaba a todos".
Este año participaron músicos jujeños y de diferentes partes del país. Todos subieron al escenario e interpretaron su música como una manera de homenaje al humilde y gran músico humahuaqueño.
El "Árbol de la Amistad" hoy es una tradición que crece año tras año y convoca a músicos de todo el país, surgió a partir del reencuentro que tuvo Vilca con sus músicos, de quienes se había separado en octubre de 1993. Un 6 de enero, coincidieron en la misa de reyes y al escuchar las palabras del sacerdote, quien hablaba del perdón, los músicos se reencontraron en la casa de Ricardo. Desde entonces se realizan este encuentro.