El acto comenzó con el himno nacional, seguido de una recitación del corán y una oración en memoria de las 240 víctimas del golpe, entre civiles y fuerzas leales al Gobierno.
Asimismo, el portal Europa Press informó que, según la organización, hubo más de dos millones de banderas, cinco millones de botellas de agua, e imponentes medidas de seguridad con 22 máquinas de rayos X para controlar a los asistentes de una manifestación vigilada por más de 13.000 voluntarios sin contar agentes de Policía.
Para esta inmensa congregación fueron movilizados helicópteros y 700 médicos y enfermeras.
También ante tal magnitud se organizó un importante dispositivo gratuito de transporte público reforzado, entre ellos 250 barcos de pasajeros y hasta 7.000 colectivos provenientes de otras ciudades.
Erdogan anunció que "la amenaza del golpe no se ha superado aún" y prometió continuar sin descanso las purgas en la Administración para apartar de sus cargos a simpatizantes de la red islamista de Fethullah Glen, un predicador turco cuyo grupo era hasta 2013 un firme aliado del actual presidente.
Desde el comienzo, todas las formaciones parlamentarias se opusieron al intento de golpe de Estado, que causó al menos 260 muertos e hizo que el Gobierno declarara el estado de emergencia y una masiva purga en varios estamentos públicos, que incluso llegó al sector privado.
Los tres partidos opositores manifestaron su preocupación porque no fueron informados de las reformas estructurales de las fuerzas armadas, entre otros sometiéndolas a mayor control civil. Algunos opositores y organizaciones como Amnistía Internacional también mostraron su preocupación por las violaciones de derechos humanos y abusos de poder cometidos en las últimas semanas.
Hasta ahora, unas 15 mil personas fueron detenidas y más de 60 mil fueron suspendidas o cesadas de sus cargos por supuestos lazos y apoyo a Glen, autoexiliado en Estados Unidos desde 1999 y a quien las autoridades señalan como instigador del intento golpe, algo que él negó.
Prometió llevar a Gulen ante la justicia: "No será un acto de venganza: será un acto legal", aseguraron.
Asimismo, el portal Europa Press informó que, según la organización, hubo más de dos millones de banderas, cinco millones de botellas de agua, e imponentes medidas de seguridad con 22 máquinas de rayos X para controlar a los asistentes de una manifestación vigilada por más de 13.000 voluntarios sin contar agentes de Policía.
Para esta inmensa congregación fueron movilizados helicópteros y 700 médicos y enfermeras.
También ante tal magnitud se organizó un importante dispositivo gratuito de transporte público reforzado, entre ellos 250 barcos de pasajeros y hasta 7.000 colectivos provenientes de otras ciudades.
Erdogan anunció que "la amenaza del golpe no se ha superado aún" y prometió continuar sin descanso las purgas en la Administración para apartar de sus cargos a simpatizantes de la red islamista de Fethullah Glen, un predicador turco cuyo grupo era hasta 2013 un firme aliado del actual presidente.
Desde el comienzo, todas las formaciones parlamentarias se opusieron al intento de golpe de Estado, que causó al menos 260 muertos e hizo que el Gobierno declarara el estado de emergencia y una masiva purga en varios estamentos públicos, que incluso llegó al sector privado.
Los tres partidos opositores manifestaron su preocupación porque no fueron informados de las reformas estructurales de las fuerzas armadas, entre otros sometiéndolas a mayor control civil. Algunos opositores y organizaciones como Amnistía Internacional también mostraron su preocupación por las violaciones de derechos humanos y abusos de poder cometidos en las últimas semanas.
Hasta ahora, unas 15 mil personas fueron detenidas y más de 60 mil fueron suspendidas o cesadas de sus cargos por supuestos lazos y apoyo a Glen, autoexiliado en Estados Unidos desde 1999 y a quien las autoridades señalan como instigador del intento golpe, algo que él negó.
Prometió llevar a Gulen ante la justicia: "No será un acto de venganza: será un acto legal", aseguraron.
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