"Se presumen actos de violencia y desestabilización (...) cuando una manifestación se convierte en violenta, ese derecho se pierde", advirtió el ministro del Interior, general Néstor Reverol, quien analiza el dispositivo de seguridad con jefes policiales.
La Iglesia Católica venezolana pidió ayer al gobierno respetar "el legítimo derecho" a la manifestación. La oposición ha denunciado que las autoridades están impidiendo a seguidores llegar desde otras regiones del país.
Con su marcha, la MUD exigirá al CNE la fecha exacta y puntos de recolección de cuatro millones (20% del padrón electoral) de firmas que requiere la convocatoria del referendo.
Pero Socorro Hernández, rectora del CNE, confirmó que la oposición recién podrá recolectarlas en la semana del 24 al 30 de octubre. Luego se requiere un mes para verificar las firmas y un máximo de tres meses para organizar la consulta, lo que aleja la posibilidad de que sea este año.
La oposición busca que el revocatorio se celebre este año para que se convoque a elecciones, porque si se hace después del 10 de enero de 2017 y Maduro pierde, su vicepresidente completaría los dos años restantes de su mandato.
Marcha oficialista y opositora
Venezuela vive un nuevo episodio de tensiones. Los chavistas se manifiestaron masivamente ayer en una contraofensiva frente a la marcha del jueves convocada por la oposición para exigir el referendo revocatorio contra el presidente.
Bajo el nombre de "Toma de Venezuela", los seguidores del gobierno, vestidos de rojo, empezaron a concentrarse en un céntrico sector de Caracas y en otros puntos del país en apoyo a Maduro y a la revolución socialista fundada por Hugo Chávez. "Éste es el pueblo chavista en la calle para manifestar su respaldo al presidente Maduro y defender un proyecto político", declaró, al encabezar la manifestación, el número dos del chavismo, Diosdado Cabello, quien acusó a la oposición de planear un golpe de Estado.
De su lado, la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) afina los detalles para lo que llama la "Toma de Caracas", con la que mañana reclamará acelerar el proceso del revocatorio al Consejo Nacional Electoral (CNE), al que acusa de servir al chavismo.
"Que nadie se deje intimidar", llamó el líder opositor Henrique Capriles, quien aseguró que ahora inicia una nueva etapa de movilizaciones para obligar al gobierno a aceptar el referendo.
Tanto el gobierno como la oposición se han acusado en los últimos días de buscar desatar la violencia en las manifestaciones, lo que ha aumentado en la población el temor a incidentes.
Sumida en una profunda polarización política, Venezuela sufre una grave crisis económica con una escasez de productos básicos.
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"Se presumen actos de violencia y desestabilización (...) cuando una manifestación se convierte en violenta, ese derecho se pierde", advirtió el ministro del Interior, general Néstor Reverol, quien analiza el dispositivo de seguridad con jefes policiales.
La Iglesia Católica venezolana pidió ayer al gobierno respetar "el legítimo derecho" a la manifestación. La oposición ha denunciado que las autoridades están impidiendo a seguidores llegar desde otras regiones del país.
Con su marcha, la MUD exigirá al CNE la fecha exacta y puntos de recolección de cuatro millones (20% del padrón electoral) de firmas que requiere la convocatoria del referendo.
Pero Socorro Hernández, rectora del CNE, confirmó que la oposición recién podrá recolectarlas en la semana del 24 al 30 de octubre. Luego se requiere un mes para verificar las firmas y un máximo de tres meses para organizar la consulta, lo que aleja la posibilidad de que sea este año.
La oposición busca que el revocatorio se celebre este año para que se convoque a elecciones, porque si se hace después del 10 de enero de 2017 y Maduro pierde, su vicepresidente completaría los dos años restantes de su mandato.
Marcha oficialista y opositora
Venezuela vive un nuevo episodio de tensiones. Los chavistas se manifiestaron masivamente ayer en una contraofensiva frente a la marcha del jueves convocada por la oposición para exigir el referendo revocatorio contra el presidente.
Bajo el nombre de "Toma de Venezuela", los seguidores del gobierno, vestidos de rojo, empezaron a concentrarse en un céntrico sector de Caracas y en otros puntos del país en apoyo a Maduro y a la revolución socialista fundada por Hugo Chávez. "Éste es el pueblo chavista en la calle para manifestar su respaldo al presidente Maduro y defender un proyecto político", declaró, al encabezar la manifestación, el número dos del chavismo, Diosdado Cabello, quien acusó a la oposición de planear un golpe de Estado.
De su lado, la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) afina los detalles para lo que llama la "Toma de Caracas", con la que mañana reclamará acelerar el proceso del revocatorio al Consejo Nacional Electoral (CNE), al que acusa de servir al chavismo.
"Que nadie se deje intimidar", llamó el líder opositor Henrique Capriles, quien aseguró que ahora inicia una nueva etapa de movilizaciones para obligar al gobierno a aceptar el referendo.
Tanto el gobierno como la oposición se han acusado en los últimos días de buscar desatar la violencia en las manifestaciones, lo que ha aumentado en la población el temor a incidentes.
Sumida en una profunda polarización política, Venezuela sufre una grave crisis económica con una escasez de productos básicos.