Un enorme incendio, totalmente fuera de control, devastaron miles de hectáreas de bosques en la
región de Fort McMurray,
Canadá, donde centenares de bomberos con ayuda de medios aéreos protegían las infraestructuras más sensibles.
"Esto sigue siendo un incendio fuera de control, enorme y peligroso", dijo ayer Ralph Goodale, ministro canadiense de Seguridad Pública, quien indicó que desde el inicio del incendio el domingo último, unos 1.560 km2 habían sido arrasados por el fuego, 50% de los cuales en apenas 24 horas.
"Las condiciones en el frente siguen siendo extremas por la escasa humedad, las elevadas temperaturas y los vientos", indicó la célula de crisis del Gobierno de la provincia de
Alberta.
"El incendio avanzó a un ritmo acelerado, y podríamos decir que se ha duplicado" la superficie afectada respecto del viernes, dijo Goodale.
En menos de 24 horas ardieron 55 mil hectáreas más, según el último balance del servicio de bomberos, lo que llevó el total a 1.570 km2.
Al alba, los convoyes para evacuar a miles de personas atrapadas a unos pocos kilómetros al norte de Fort McMurray reanudaron la marcha en condiciones muy difíciles en medio de espesas nubes de humo.
A las 06.00 hora local, la Policía reabrió la autopista 63 en dirección al sur a fin de proseguir la gigantesca operación de evacuación de esas personas bloqueadas en bases de compañías petroleras donde se habían refugiado a principios de la semana, cuando la ruta del norte era la única salida posible.
A pesar de que 2.400 vehículos pudieron atravesar Fort McMurray para llegar a Edmonton, la capital provincial, a 400 km, el fuego sigue cortando la autopista. Kilómetros de vehículos continuaban ayer esperando pacientemente su turno para emprender el viaje envueltos en humo y sacudidos por los vientos. Los policías formaron convoyes de solo 25 vehículos hasta tanto los riesgos para los automovilistas sigan siendo altos.
Un enorme incendio, totalmente fuera de control, devastaron miles de hectáreas de bosques en la
región de Fort McMurray,
Canadá, donde centenares de bomberos con ayuda de medios aéreos protegían las infraestructuras más sensibles.
"Esto sigue siendo un incendio fuera de control, enorme y peligroso", dijo ayer Ralph Goodale, ministro canadiense de Seguridad Pública, quien indicó que desde el inicio del incendio el domingo último, unos 1.560 km2 habían sido arrasados por el fuego, 50% de los cuales en apenas 24 horas.
"Las condiciones en el frente siguen siendo extremas por la escasa humedad, las elevadas temperaturas y los vientos", indicó la célula de crisis del Gobierno de la provincia de
Alberta.
"El incendio avanzó a un ritmo acelerado, y podríamos decir que se ha duplicado" la superficie afectada respecto del viernes, dijo Goodale.
En menos de 24 horas ardieron 55 mil hectáreas más, según el último balance del servicio de bomberos, lo que llevó el total a 1.570 km2.
Al alba, los convoyes para evacuar a miles de personas atrapadas a unos pocos kilómetros al norte de Fort McMurray reanudaron la marcha en condiciones muy difíciles en medio de espesas nubes de humo.
A las 06.00 hora local, la Policía reabrió la autopista 63 en dirección al sur a fin de proseguir la gigantesca operación de evacuación de esas personas bloqueadas en bases de compañías petroleras donde se habían refugiado a principios de la semana, cuando la ruta del norte era la única salida posible.
A pesar de que 2.400 vehículos pudieron atravesar Fort McMurray para llegar a Edmonton, la capital provincial, a 400 km, el fuego sigue cortando la autopista. Kilómetros de vehículos continuaban ayer esperando pacientemente su turno para emprender el viaje envueltos en humo y sacudidos por los vientos. Los policías formaron convoyes de solo 25 vehículos hasta tanto los riesgos para los automovilistas sigan siendo altos.